Pocos niños y mayores comparten el bus

María Jesús Fuente Decimavilla
María j. fuente VIGO / LA VOZ

A CAÑIZA

Ramón Leiro

Los minibuses del transporte escolar integrado, el servicio compartido por alumnos y pasajeros de líneas regulares en 12 municipios del área, no llenan las plazas

10 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El transporte escolar integrado se puso en marcha el curso pasado con el ánimo de mantener el servicio de autobús para los escolares del medio rural poco poblado. No era lógico ni menos aún rentable que dos alumnos viajasen solos en un autobús de sesenta plazas. La realidad demuestra que ni siquiera se llenan los minibuses que comparten estudiantes y pasajeros habituales de las líneas regulares.

Entre la docena de municipios del área de Vigo que utilizan este sistema apenas suman medio centenar de rutas. La que más tiene es Salvaterra de Miño, con doce, seguida de Moaña con nueve, Soutomaior (7), Salceda de Caselas (6) y Mondariz (5). Son varios los concellos en los que solo existe una o dos rutas, como es el caso de A Cañiza, Crecente y O Porriño.

Tampoco los usuarios de la linea regular son excesivos, de ahí que no se completen las plazas. Esta circunstancia permite a unos y a otros elegir asiento. Lo habitual es que los escasos estudiantes vayan juntos con el acompañante y que los adultos se sitúen a su aire.

La empresa Raúl es una de las que realiza este tipo de servicios. «No hay ningún problema por compartir; al final los pueblos son pequeños, parroquias de 15 o 20 casas con 30 personas, y se conocen todos, se sabe quienes son unos y otros, a veces incluso coincide que va un tío o cualquier otro familiar de alguno de los niños. Los usuarios de la línea regular suelen ser gente más bien mayor que van al médico, a hacer las compras, a los bancos... Como hay sitio de sobra eligen dónde sentarse», comenta el gerente de la compañía Rafael Estévez.

El descenso de la natalidad se aprecia año tras año y los centros de enseñanza son el mejor exponente de esta realidad. Algunos tiene que afrontar cada curso nuevas fórmulas para no cerrar aulas.

«Hace años había líneas regulares y escolares y ahora se han tenido que concentrar ambas. Cada vez hay menos niños en el rural, las bajadas son bestiales. En el caso de la gente mayor, también se nota que hay menos. El medio rural se está despoblando, la siguiente generación se va a la ciudad, a núcleos más grandes como Ponteareas. De diez años a esta parte se ha notado mucho, la casas son antiguas y los inviernos fríos, entonces las familias se marchan», apunta Estévez.

Los autobuses compartidos suelen recoger a los pasajeros en las paradas escolares a primera hora de la mañana y los dejan en las inmediaciones del centro de enseñanza o en una parada del núcleo urbano. El regreso tiene lugar a primera hora de la tarde. Lo habitual es que el horario del bus se adapte al del colegio. Los pasajeros de la línea regular suelen hacer el regreso en taxi, una vez terminados los recados, para no esperar tanto tiempo.

El modelo de transporte compartido trata de compaginar la atención y seguridad de los estudiantes con la mejora de la movilidad en el ámbito rural. Existen precedentes en Castilla y León, que sirvió de referencia al gallego. También se puso en marcha antes en Asturias y Aragón.