El vigués Mauro del Campo, ahora en el Cisneros, subcampeón europeo sub-18 en su primer gran torneo con la selección española
27 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Mauro del Campo (Vigo, 2006) está inmerso en una temporada de cambios. El rugbi ha sido una constante en su vida desde que tenía cinco años, pero ahora, por primera vez, lo practica en un club diferente a aquel en el que se formó y, además, acaba de conquistar la plata en su primer torneo con la selección española M18. Canterano del Vigo Rugby, ha dado el salto al Cisneros y su adaptación a Madrid está siendo muy positiva.
Ahora, el vigués acaba de regresar de Praga, donde vivió «una experiencia increíble» en forma de cita continental. «Para mí, jugar con España es de las cosas más importantes que he hecho en mi carrera de rugbi. Significa muchísimo», recalca. Ya había estado en concentraciones, pero nunca había disputado una compertición de esta entidad. «El año pasado me empezaron a convocar y no pensaba que podía llegar al Europeo. A medida que fueron pasando las convocatorias, me veía con más posibilidades», confiesa.
Al final, llegó la llamada para estar en esta cita y fue a por todas, como el equipo. «Íbamos mentalizados de ganar. No pudo ser, pero hicimos un gran papel», sentencia. No oculta ese inevitable «sabor agridulce» que deja quedarse tan cerca del oro, pero asegura que saben «valorar lo que es ser segundos de Europa». En lo individual, está «agradecido y con ganas de más» tras haber disfrutado de «un ambiente increíble en el equipo» y a las órdenes de «un muy buen entrenador».
Cree que la clave para perder ante Georgia es que ellos «se impusieron físicamente» y que, en ese sentido, no les podían «combatir tanto». No obstante, admite que «el partido era ganable». «Cuando llegamos a su zona de peligro, no supimos convertir las oportunidades en puntos y eso nos costó el partido», analiza. Se queda con lo que les enseña esta derrota: «Las veces que pierdes son las que más se aprende. Sabemos dónde hemos fallado y qué podíamos haber hecho para ganar la final».
Del Campo disputó esta cita ya como jugador del Cisneros después de despedirse del Vigo este último verano. «Fue complicado dejar mi familia, mi casa, mi club y mis amigos. Pero, al mismo tiempo, sabía que tenía que buscar nuevas experiencias y nuevos retos fuera. Era mitad y mitad», dice sobre lo positivo y lo negativo que implicaba este paso. Hacía tiempo que rondaba su cabeza la opción de irse fuera tanto a estudiar como a jugar. «Pero desde que me empezó a convocar la selección española, pensé en Madrid para tener las máximas opciones posibles. Sabía que este es un buen club donde me podría ver cerca la gente de la selección y donde podría jugar a un nivel alto», expone.
Cursa estudios de ADE en CUNEF y siente que se ha «adaptado muy bien» tanto en el ámbito académico como en el deportivo. «En los dos sitios hay gente que me ayuda a hacer la transición fácil», sostiene. Vive en un colegio mayor del que ya está convencido de que se llevará amigos para toda la vida y en el Cisneros, donde alterna los equipos sub-23 y de División de Honor B, ha entrado muy bien.
La gran diferencia con el Vigo es que «hay muchos más equipos y eso te da la oportunidad de jugar siempre», cuando en su ciudad lo hacía una vez cada dos fines de semana. «Jugar tanto te da un nivel y un ritmo increíbles. Mejoras muchísimo», constata desde su propia experiencia. Admite que le queda pena de solo haber podido ser testigo como espectador la etapa del Vigo en la máxima categoría. «Ojalá haberla vivido. Aunque desde la grada también fue muy bonito y el recuerdo siempre está ahí», dice.
Su trayectoria y su hermana
Mauro es hermano pequeño de Lucía del Campo, también canterana del Vigo que ahora juega y estudia en Estados Unidos. «Ella fue mi modelo a seguir y también me aconsejó venir a Madrid y me apoyó muchísimo», señala. Aunque a él también le gustaba la idea de cruzar el charco, las aspiraciones de selección le hicieron optar por la capital: «Quedarse en España era la mejor opción».
Los padres de los hermanos de Del Campo Andrés no practicaron rugbi, pero el progenitor fue el responsable de que ambos se iniciaran. «Tengo entendido que había visto un documental sobre el Vigo, le gustó mucho y decidió llevarnos», revela. A partir de ahí, la disciplina del oval le ha dado «amigos para toda la vida y unos valores» que le acompañarán siempre, dice.
Y aunque prioriza los estudios, dejar el rugbi en esta nueva etapa nunca fue algo que contemplara. De hecho, le quedan muchas metas que cumplir: «Mi objetivo para los próximos años es conseguir debutar en División de Honor y seguir jugando en la selección española», marca. Por ahora, va en el buen camino.