Las playas de Camposancos han perdido cien metros en 15 años

Monica Torres
m.torres A GUARDA / LA VOZ

VIGO

Mónica Torres

Anabam advierte del impacto que tienen las obras sobre el estuario del Miño

05 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«A praia de Camposancos perdeu nalgúns puntos ata cen metros de ancho nos últimos quince anos». El presidente de la asociación naturalista Anabam, Agustín Ferreira, cuantifica una realidad palpable ya a los ojos de cualquiera, pero advierte que lo importante no es realmente si van a desaparecer o no todos los arenales en esa zona, O Muíño, O Puntal, A Lamiña y A Armona, «algo que é impredecible, por outra banda».

La asociación de O Baixo Miño va más allá del impacto sobre el sector turístico o pesquero e insiste en que «cada vez que se toca o río, as consecuencias son impredecibles». La pérdida de arena que sufre todo el litoral de la desembocadura es similar al de otros puntos de costa, pero aquí se ve «agravada por parches e intervencións humanas». La última, en la zona de afectación directa, el muro de contención que se levantó en A Lamiña en el 2019, «que só serviu para salvar o piñeiral». Agustín Ferreira advierte que esos parches empeoran la situación mientras no se programan desde una perspectiva científica priorizando el ecosistema fluvial sobre los intereses económicos. «É imposible prever o que vai pasar mentres non se recupere o equilibrio do ecosistema, e seguirá rompéndose mentres continúen actuándose sobre a súa dinámica natural», avanza Ferreira.

El presidente de Anabam destaca que en el año 1600 había playa en el margen portugués de la desembocadura, pero no en el gallego. No quiere aventurar lo que va a pasar, pero sí que, a más parches, mayores consecuencias. En el Miño comenzaron a improvisarse apaños con el cambio de siglo, modificando la dinámica natural: «Cos saltos no río, os dragados ou os muros de contención, tanto na parte galega como na portuguesa». De ahí su oposición a nuevos dragados en el cauce, aunque eso signifique que el transbordador nunca vuelva a unir las dos orillas. «Non podemos prever cales serían as consecuencias, pero de antemán, o urxente é recuperar o equilibrio natural do río», dice Ferreira.

Al estuario del Miño, al igual que a toda la costa, le afecta el cambio climático y la erosión. «Hai unha dinámica natural e ambiental e outra humana», insisten en Anabam. La primera tiene que ver con las corrientes: «Sempre entran pola marxe portuguesa e saen pola galega, pero ao intervir con muros de contención, por exemplo, pérdese area na marxe portuguesa, pero máis na galega. O río é un sistema vivo e, según lle toquemos, así se vai modificar». A mayores, hablan de otros efectos como los de las tormentas , que son «cada vez máis seguidas». Anabam lucha, como lleva haciendo décadas, por una preservación del medio natural minimizando los impactos humanos y desde una perspectiva integral y científica.

Los alcaldes de A Guarda y Caminha reclaman el dragado.