La elodea densa es una especie invasora procedente de Uruguay, Argentina y Brasil. Su tallos estropean las hélices de los barcos
03 sep 2024 . Actualizado a las 00:46 h.Nuestra amiga se llama elodea densa o broza de Brasil (Egeria densa, para los íntimos) y se trata de otra de las especies a incluir en el catálogo de flora exótica invasora. En este caso, estamos ante una planta tropical de agua dulce.
En la crónica de la ecología de esta especie y el impacto ecológico que provoca fuera de su área de distribución natural debemos apuntar que es una especie herbácea de color pardo que vive semisumergida, enraizada en el fondo (excepto sus flores blancas y con tres pétalos, que flotan en la superficie). Sus tallos son muy largos y presentan hojas en grupos de tres o cuatro. Procede originalmente de Uruguay, el norte de Argentina y sobre todo de la zona de Minas Gerais al sur de Brasil. Según el catálogo nacional de especies invasoras, en la que está incluida desde el 2013, se tiene constancia de su presencia en nuestras latitudes desde 1912, cuando por primera vez se localizó en el estanque del parque del retiro en Madrid. Muchos años después, en 1995, se empezó a encontrar naturalizada en la comunidad valenciana y en 1999, en el País Vasco. Se trata de una especie muy apreciada en acuariofilia, por lo que su llegada también pudo ser provocada accidentalmente por liberación desde acuarios. En este punto deberíamos señalar lo incomprensible de que una especie catalogada en los registros gallego y estatal como invasora se pueda adquirir actualmente sin problema en tiendas de productos para acuarios. La otra vía probable de llegada podría haber sido el transporte involuntario al engancharse en anclas o redes.
Su presencia y problemática nos lo recordaba esta semana en estas mismas páginas Andrés Díaz-Ripoll, el titular de la Comandancia Naval del Miño, pues por Salvaterra y el curso bajo de este río ya ha colonizado nuestro entorno con grandes extensiones. Es también destacada su presencia en el Tea, en el entorno de la playa fluvial de A Freixa, al igual que en el tramo final del Umia, en Caldas de Reis, Ribadumia, Vilanova, etc., por poner algunos ejemplos.
Buena parte de los problemas que produce en nuestro entorno tienen que ver con la extraordinaria densidad con la que ocupa los cursos fluviales, formando una masa tan tupida (de ahí su apellido «densa») que desplaza cualquier otra especie autóctona. Al carecer de enemigos naturales que puedan limitar su expansión, su crecimiento es exponencial y en poco tiempo prácticamente no se puede ver ninguna otra planta acuática en las zonas que va conquistando. Otro problema añadido es su peligrosidad para la navegación fluvial, pues sus largos tallos se enredan en las hélices de las embarcaciones llegando en ocasiones a bloquear el eje de los motores.
Un factor limitante para su invasión eran las bajas temperaturas (no soporta menos de 16 grados ni heladas), pero nuevamente la emergencia climática ha eliminado gradualmente ese límite favoreciendo su expansión. Un problema añadido es su reproducción vegetativa a partir de trozos de los tallos. Por ejemplo, cada vez que una embarcación tritura sus tallos (o se intenta eliminar sin asesoramiento técnico experto, contribuyendo a aumentar el problema en lugar de solucionarlo) o se enganchan en los cascos de las embarcaciones o en las artes de pesca esos trozos transportados por la corriente contribuyen a su expansión. Por sus características se considera que es una de las especies invasoras más difíciles de erradicar. Actuar cuanto antes en las nuevas zonas donde empieza a instalarse es fundamental.