El artista Juan Rivas conquista a los vecinos de A Ramallosa creando obras sobre las farolas, postes y piedras que forman parte de su entorno
06 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Grata sorpresa la que disfrutan desde hace unos días vecinos del rural de Nigrán. Algunos que desconocen el origen de la iniciativa hablan incluso de misterio: aparecen auténticas obras de arte en elementos de su patrimonio. «¿Será un nuevo Banksy?», se preguntan al ver la calidad de los trabajos. Son autoría de Juan Rivas Fernández. El pintor, fotógrafo y docente gallego, que expone hasta finales de septiembre en Argonautas 34, el estudio y galería de Diego Santomé en A Ramallosa, toma el pincel estos días en pleno campo. Los caminos, árboles, casas y todo el patrimonio de la zona de San Pedro de A Ramallosa hasta A Carrasca conforman la fuente de inspiración de la que bebe. Ya hay ocho obras suyas sobre distintos soportes que reflejan, con exactitud y a escala, otros tantos enclaves. Su callejero propio se dibuja «sobre postes de madeira, de cemento ou farolas».
«É a forma que teño de saír do estudo», explicaba ayer Juan Rivas a este periódico sin soltar la paleta, en la que mezcla con maestría los colores con los que iba dando forma a una de sus obras. Estaba en pleno proceso creativo y todos los componentes del entorno forman parte del resultado final porque él retrata el paisaje dentro del paisaje.
«É moi interesante traballar na propia paisaxe e normalmente utilizo tamén a fotografía. Primeiro fago un bosquexo sobre o que vou traballando e o último que pinto é o ceo e as sombras, porque é o que máis cambia», explica. Además de las pinturas y pinceles, el artista trabaja con brújula y callejero en mano.
Sus lienzos han de tener la mejor posición posible. «Non pinto o que quero, senón onde podo, porque depende da orientación do sol e teño que adaptarme». La jornada de trabajo arranca sobre las ocho de la mañana y se prolonga hasta las nueve de media. Después, los lugareños descubren en algún rincón de su entorno una obra de arte, incluyendo una de las canchas de la pista de baloncesto que reproduce a pequeña escala lo que se ve detrás y el resultado no deja indiferente a nadie.
«Elixín dez motivos, dependendo da orientación e da luz solar para poder traballar de xeito diferente ao obxectivo e ter algo interesante que pintar». Los enclaves van surgiendo según el recorrido del sol. «Normalmente son construcións e edificios que escollo pola orientación do lugar», apunta mientras dibuja un singular árbol que parece tener la misma vida en el poste de la luz sobre el que pinta que sobre la tierra en la que ha crecido.
Rivas crea obras consistentes en dibujar el paisaje sobre soportes que a su vez forman parte del paisaje, como un poste, una farola o una piedra. Después fotografía los dibujos y pueden disfrutarse también en las salas de exposiciones.
Ayer trabajaba con acrílico, pero su proyecto Pintura no lugar arrancó hace más de un lustro en el entorno de Pontevedra con una tiza. Fue tal éxito que en agosto del 2019 lo invitaron a Finlandia para trasladar esta propuesta, pero de forma permanente. «Querían que capturara a luz do verán para que se recordara no invierno», recuerda. Fue una intervención durante dos semanas sobre catorce postes. Al año siguiente viajó al festival Kaldarte, luego a Portugal y ahora desembarca en Nigrán, con una propuesta complementaria de Argonautas 34.