Bárbara Biveinyte, del piano al tecno: «Pinchar también exige estudiar armonías y compases»
VIGO
También sabe tocar el violín; su madre es profesora de conservatorio y su hermano es compositor, pero ella escogió la música electrónica: «Preparo las sesiones durante horas»
20 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Administrativa de lunes a viernes, disyóckey el fin de semana. La trayectoria de Bárbara Biveinyte (Vilna, 1991) es una vida de extremos que acaban encontrándose. La seriedad de su trabajo en el departamento de ventas de una empresa pesquera la aplica también a su faceta musical, fundiendo temas en sus platos con una precisión milimétrica. Esta viguesa nacida en Lituania viene de la formación clásica, aprendió a tocar el piano y el violín de niña, pero de adolescente descubrió que su sueño era pinchar en sesiones tecno. Lo ha conseguido. «Lo que hago es una versión distinta de la música», aclara.
Hija de la profesora de piano Rasa Biveiniene, el oficio materno ha marcado su trayectoria. La maestra nunca quiso ser profesora de sus hijos, pero sí les facilitó una amplia formación en este campo y les inculcó el método. Bárbara ha incorporado a su mundo la precisión del pianista. Estudia al detalle cada sesión tecno con semanas de antelación, escogiendo los temas y ensayando cómo enlazarlos. «Hago una preparación previa, durante horas. Me fijo en las armonías, en que todo encaje bien, ahí sí que se nota mi conocimiento musical. Cuando voy a hacer un set, estoy superconcentrada. Requiere mucho oído».
Biveinyte es, además, socia de una empresa de producción de eventos de Vigo que organiza sesiones de tecno no comercial. En contra de lo que podría parecer, el proyecto Wildlifetechno programa más fiestas en invierno que en verano porque en la época estival los festivales copan el calendario. «En Vigo tenemos muy buena acogida, unos 450 asistentes por evento, no nos podemos quejar». Los carteles incluyen nombres de artistas de toda Europa.
«Mi madre está muy orgullosa»
A Bárbara empezó a interesarle el tecno con 13 años y, dos décadas después, sigue fascinada por estos ritmos hipnóticos. Cada día dedica unas cuatro horas a profundizar en el esqueleto de temas de varios estilos, desde el funk hasta el reagge o el heavy metal, pasando por sonidos más extremos para incorporarlos a sus sesiones. «Tienes que ser rico en cultura musical para ofrecer algo distinto». Aunque su repertorio no se ajusta a la música comercial, puede acabar incluyendo a Britney Spears en una sesión en la que reine The Prodigy. «La gente cree que tecno es una sola música, pero cada día hay nuevos ritmos, es muy cambiante».
Aunque ella ya tenía conocimientos musicales, decidió formarse técnicamente. La escuela Igma de Vigo es un lugar de referencia para los profesionales de Vigo y de Galicia. Bárbara cursó la formación de disyóckey y la de producción musical. «También tienes que estudiar música, armonía y compases. En mi caso tenía bagaje; mi carrera en la música clásica terminó de niña, pero con los años he vuelto en una versión distinta». Biveinyte no emplea recursos de composiciones de música clásica, aunque bien podría hacerlo.
Esta disyóckey insiste en la importancia de saber «leer la pista», como ella llama al ejercicio de sentir al público con el objetivo de saber qué demanda y necesita. «Tengo varios posibles finales preparados de cada sesión, hay que ver qué energía se transmite en el momento», explica. «Soy la rebelde de la familia, pero mi madre está muy orgullosa de mí. Le gusta que me dedique también a la música, aunque sea de una forma distinta. Siempre he cumplido con mis responsabilidades y nunca he descuidado mi trabajo».
El tecno suele tener un patrón de 125 a 145 pulsos por minuto, lo que equivale al ritmo del corazón de un corredor. Esta música tiene la capacidad de mover a miles de personas al unísono, con compases que sincronizan masas. «Es una experiencia en grupo. Es muy chulo ver a tanta gente en la misma onda, compenetrada. Es muy curioso». Niega que sea un ambiente relacionado con el consumo de drogas o la violencia. «Cuando organizamos un evento necesitamos la mitad de personal de seguridad que una discoteca que programa música comercial. Me he encontrado a gente que dice que viene a estos eventos por el ambiente, aunque el tipo de música no le interese. Es un espacio de respeto y de tolerancia».
El de Biveinyte es un tecno alternativo, no comercial, inspirado en grupos de las décadas de los 80 y 90. «Al contrario que en la discoteca, donde la gente va a bailar, en una fiesta electrónica eres como la estrella de rock, vienen a verte a ti, tú marcas el ritmo. Cuentas una historia desde la cabina, sin hablar». No son aficionados a la música, son profesionales, defiende. Y muchos se han hecho millonarios. David Guetta fue el artista que más cobró por actuar en los conciertos de Castrelos con un caché de 930.000 euros por un espectáculo unipersonal. La Potra Salvaje apunta este año a canción del verano. Un tema olvidado y de una cantante desconocida que acaba de ser rescatado por el disyóckey Fernando Moreno con el impulso de la selección española. Son éxitos de productores musicales que demuestran el potencial de un sector en el que las mujeres siguen siendo minoría.
Su canción
«Believe», de The Chemical Brothers. «Cuando era adolescente, mi hermano ponía tecno y así empecé yo, imitándolo. Este tema fue mi primer contacto con la música electrónica, lo escucharía 80.000 veces. Con esta canción pensé: ‘Quiero seguir escuchando esto’. Me ha hecho estar donde estoy ahora».