Tapian los dos únicos locales de hostelería con vistas a la ría en la plaza en Vía Norte que ofrecía el centro comercial Vialia
07 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado mes de mayo, y después de más de un año sin actividad, los operarios comenzaban a tapiar con planchas de madera la pared que albergaba dos contenedores que habían sido habilitados para funcionar como sendos bares con terraza frente a la entrada del Halo por la plaza de Vía Norte.
Eran, en realidad, los únicos establecimientos de hostelería ubicados en el macrocentro comercial, que tenían vistas a la Ría de Vigo, ya que el resto están en la plaza interior y el restaurante Centeno, en la entrada de la plaza de la Estación con sus ventanales orientados hacia esta.
En agosto del 2022 abrían sus puertas en período de pruebas ambos locales divididos, separados por menos de un metro, y aunque gestionados ambos por Nacho Piñeiro. Burger Ruta 66 y La Pizza parecían ir viento en popa ya que ofrecían un panorama privilegiado ajeno al bullicio del inacabable pasillo de Vialia.
El bar funcionaba al estilo de quiosco o foodtruck, con todo lo que ofrecía a la clientela, a la vista, y unas cuantas mesas en las que era posible sentir la sensación de estar en la cubierta de un enorme barco, acercándose a la idea del proyecto original de Thom Mayne, el arquitecto ganador del Premio Pritzker contratado para el diseño de este mastodonte de las compras, cuyo trabajo y la línea del edificio han sido ocultadas después por un montón de cachivaches y una muy poco agraciada estación de autobús.
Piñeiro sabía que lo suyo era un experimento, y a pesar de que el mayor inconveniente eran las inclemencias climatológicas, al estar totalmente expuesto a la lluvia y el viento, le fue bien hasta que comenzaron las obras del Halo, y terminó por no volver a abrirlas. «Ahí perdió la gracia», reconoce Nacho, que se estrenó en la hostelería apostando por el mercadillo de Navidad de la Alameda. Tuvo un puesto de pizzas cerca de la noria en el 2021 y comenzó a darle vueltas a la idea de seguir en el sector, con ese modelo, pero en otro lugar. Presentó su proyecto a los responsables de Ceetrus España, división inmobiliaria de Auchan Holding, la empresa que gestiona el centro comercial Vialia, y le dieron vía libre.
Pero el centro comercial cedió a finales del 2021 al Concello de Vigo la gestión de la plaza en la que se ubica — un total de 21.000 metros cuadrados del total de 30.000 de la cubierta superior del complejo—, y por tanto, el municipio tiene competencias en cómo han de hacerse las cosas por ahí arriba por un plazo de 50 años, es decir, como mínimo hasta el 2071.
A Nacho le dejaron hacer, pero una vez que cerró, y puesto el Halo en funcionamiento, ya no hubo segunda oportunidad. «Me pusieron unas condiciones imposibles para sacarle rentabilidad, me exigían poner unas terrazas con mamparas de cristal y otros detalles que lo hacen inviable para mí, si voy a perder dinero, no me interesa», razona Piñeiro, que rechazó la oferta y prefiere seguir gestionando la foodtruck La Terraza y un puesto de cerveza de grifo, ambos frente al escenario de la plaza interior de Vialia.
Ahora, bajo las marquesinas con las que se topan los viandantes al salir del Halo hay una pared cubierta de material plástico negro, que quizás alguien pueda llegar a reabrir si llega a algún acuerdo con el Concello, aunque esas terrazas ya no tienen vistas a la ría, sino al mural semicircular del pasillo del ascensor.