
La senda GR-53, que se puede hacer en tres etapas, ofrece unas vistas espectaculares de la ría
17 feb 2024 . Actualizado a las 10:28 h.La ciudad más industrializada de Galicia y por cuyas carreteras 350.000 vehículos a diario tiene un gran pulmón verde que le da vida y al que tradicionalmente no se le presta la atención que merece. Peor incluso: en demasiadas ocasiones se le maltrata con fuegos, vertidos y usurpaciones. Los montes periurbanos de Vigo son pura naturaleza, oxígeno a escasos kilómetros del casco urbano, y una sucesión de impresionantes balcones con vistas a toda la ría. La senda GR-53 ofrece la posibilidad de disfrutar de toda esa masa forestal y de distintos elementos patrimoniales que se encuentran a su paso. Se trata de una ruta de 40 kilómetros que se puede cubrir en tres etapas, a razón de unas cinco horas de paseo cada jornada.

El primer tramo lleva desde Saiáns hasta la zona de A Pasaxe. Son 15 kilómetros, buena parte de ellos en ascenso pero asequibles incluso para los menos esforzados. La salida se puede hacer en la iglesia de Saiáns, junto a la carretera que lleva a Baiona. El sendero asciende a través del aula municipal de etnografía y de dos parques forestales, los de Saiáns y Oia. A partir de ahí se produce la entrada en la parroquia de Coruxo y se pueden visitar los petroglifos de la Edad de Bronce de Fragoselo. Una nueva subida permite llegar al Monte dos Pozos, donde merece la pena cruzar el puente del pequeño lago artificial y disfrutar las vistas junto al monumento que los comuneros colocaron en recuerdo de los trágicos incendios del 2017. Desde ahí es posible ascender a las impresionantes cumbres de los montes Alba y Cepudo. A continuación, el sendero desciende hasta A Pasaxe, cerca del polígono industrial del municipio de Gondomar, donde está la meta de la primera jornada.
El segundo tramo tiene 14 kilómetros, aproximadamente, y lleva hasta Puxeiros. Un suave ascenso permite llegar a Zamáns y pasar por el embalse vigués que nutre de agua a O Val Miñor y que está rodeado por un bosque de ribera que merece la pena ver con detalle. Los caminantes atraviesan después el campus universitario y recorren los parques forestales de Beade y Cabral, hasta llegar al alto de Puxeiros y completar la etapa intermedia.

El tercer y último tramo de la GR-53 tiene solo 11 kilómetros. El paseo lleva a los parques forestales de Carballal y Vixiador y facilita la observación de diversos dólmenes prehistóricos cerca del cementerio de Candeán. Los interesados pueden visitar el zoológico (para gustos) y otro mirador espectacular en A Madroa, que da una visión de todo el perfil portuario de la ciudad. El disfrute de la naturaleza continuará en el parque forestal de Teis, en cuyos montes termina el recorrido panorámico.
Cualquier época del año es buena para practicar el senderismo en Vigo. De hecho hay que tener en cuenta las recomendaciones habituales: llevar suficiente agua y también protección solar, porque los montes pueden ser soleados y calurosos incluso en pleno invierno. Un calzado apropiado para cubrir distancias largas y el respeto a la naturaleza (lo que incluye no dejar basura) son otros consejos a tener en cuenta. El Concello facilita información detallada sobre la GR-53, aunque pueden echarse en falta más señalizaciones sobre el camino. Quizás cuando llegue el prometido anillo verde...