El lenguaje encriptado de los traficantes vigueses: «Gaviota, chipirón y lubinas quieren 30»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Una sentencia desvela que los sospechosos ponían apodos de mariscos y pescados a sus clientes

27 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El reciente juicio a un matrimonio de Teis, en Vigo, condenado por dirigir una red para vender drogas a clientes con los que quedaban en cafeterías del barrio en el 2019 desveló el «argot encriptado» que usaban los traficantes por WhatsApp para dar instrucciones. En las escuchas telefónicas, la policía detectó misteriosos mensajes que nada tienen que envidiar a los que intercambian otros narcos a través de la aplicación EncroChat, ya desmantelada.

La banda de Teis se comunicaba con escuetas palabras como «Lubinas 30 con 20», «Gaviotas quiere 30 son», «Chipirón 30», «La pintura me la traen por la tarde», «La Botones, ¿sin o con?» o «Corsario OK, pagó».

El caso fue juzgado en la quinta sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, y la sentencia salió en abril. La sala explica cómo los agentes descifraron el significado de los chats de mensajería instantánea de la banda. Hacían indicación del mote del cliente, el lugar donde se realizaría la venta, por ejemplo, un bar, y el tipo de droga que tiene que llevar el camello, en función de lo que le va a pagar el comprador o a demandar, y también si es que no llevan suficiente dinero y dejan a deber.

Por ejemplo, en el mensaje «Buenos días. Bajas com 4. Peq. Gil 30 ... sin», indicaba con el código 30 que pedían medio gramo de cocaína y que el toxicómano acudirá «sin» dinero. En otra conversación, le preguntan «si puede coger 60» y la policía deduce que el cliente ha pedido dos gramos de cocaína. «A 30 es al precio de medio gramo de cocaína, y si hablan de 50, es el de un gramo de la misma sustancia», explica la sentencia. «Esas cifras, en las conversaciones, deben entenderse como cantidades que son requeridas por los compradores, si llevan o no dinero y el lugar donde se va a efectuar la operación», recalca la sentencia de la Audiencia.

A veces, el duende del teclado del móvil hace bailar las letras al escribir el nombre de un bar. Son típicos errores del sistema automático de escritura de WhatsApp. Por ejemplo, un camello escribe: «Ya va. Que no diñoy. Doy. Pa más. Me confundí». El ponente ironiza: «Tal debe ser el nivel de demanda de droga que están teniendo» que se lían con el teclado del WhatsApp.

Otra frase de la jefa también es delatora para la Audiencia: «La pintura ..m la traen a la tarde». La sala razona que «no siendo la de pintor una actividad desplegada por ninguno de los intervinientes en la conversación, puede inferirse que la referencia a que traen la pintura, es que le traen sustancias tóxicas». Hay otras frases enigmáticas que la policía sospecha que se trata de venta de droga como «Coge Pasta Desa ..d rizos D colores».

La banda le ponía motes a sus clientes como Corsario, Millonario, Pirata, Lubinas, Tiburón, Cachas, Chipirón y otros. No se sabe si eran apodos reales o los implicados se los inventaron para identificar a sus compradores con nombres de mariscos y pescados.