Un traje de la vejez para ponerse en la piel de quien tiene 90 años

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

LUIS CARLOS LLERA

La Universidad de Granada enseña en el Congreso de Gerontología de Vigo una indumentaria que permite sentir todo tipo de achaques

10 jun 2023 . Actualizado a las 11:01 h.

El corpiño con pinchos internos no es de Jean Paul Gaultier, pero casi vale lo mismo que un traje de alta costura del modisto francés. Cuatro mil euros cuesta una indumentaria completa que en lugar de estilizar y quitar años al que la viste, lo encorva y añade lustros a su esqueleto. Ponerse el traje de la vejez equivale a sentirse como una persona de 90 años llena de achaques. Pesa 35 kilos y consiste, básicamente, en un chaleco con pinchos por dentro y rodilleras y coderas que también tienen púas ocultas al público. El conjunto se completa con cascos para la orejas y gafas.

Hay seis modelos de lentes a elegir según los efectos que se pretenden obtener. Una te produce una sensación similar a los daños en la retina, otra logra una degeneración macular y una tercera produce cataratas. Las otras permiten experimentar el glaucoma de retina unilateral y un tipo de retinitis. Todas son oscuras y se ofrecen en un maletín vistoso, como si fuera una colección de Ray-Ban, pero es mejor no tomar el sol con ellas. La sensación es muy desagradable y apenas te permiten ver.

Todo este elenco de prendas con metales puntiagudos que producen dolores en todas partes forman parte de una indumentaria adquirida en Alemania por la Universidad de Granada y que ayer se dio a conocer en el XXXIII Congreso de la Sociedad de Xerontoloxía e Xeriatría, donde el profesor Jose Luis Cabezas, de dicha institución académica, impartió un taller sobre la soledad.

Sara fue una de las primeras en probarse el traje. Tardó unos quince minutos en colocarse las piezas y gadgets que transformaron su cuerpo joven y menudo en un retablo de dolores. «El corsé reproduce la artrosis de espaldas. Los cascos no te dejan casi oír, solo unos acúfenos, y tienes la sensación de sordera», explica el modisto. Los pesos en las piernas originan la pesadez de extremidades que tiene las personas de 90 años, que van arrastrando sus pies por el pasillo mientras sus nietos en ocasiones les meten prisa.

Claustrofóbico

«Resulta claustrofóbico», señala Alba, una joven a la que el traje puesto le añade 35 kilos a su frágil envergadura. Camina con un bastón porque tiene la rodilla machacada por los pinchos. Elena Mosquera, una de las enfermeras que organiza el curso de gerontología, la entiende muy bien. «Tengo artrosis desde los 17 años», dice la docente que imparte clases en la escuela del Hospital Povisa.

«El objetivo de impartir talleres con este traje es crear empatía con los mayores entre las personas que se lo prueban con muchas dificultades. Lo usamos en el máster de Gerontología de la Universidad de Granada», dice el profesor Cabezas, que además es director de inclusión en la institución docente.

El docente detalla que la alta costura gerontológica no la descubrió en París sino en Alemania, después de haber hecho una de las primeras tesis sobre gerontología que se han escrito y defendido en nuestro país. «En nuestro máster queríamos reproducir las limitaciones que tienen las personas mayores para que los alumnos se hicieran cargo de los sufrimientos y sentimientos de las personas mayores. En la Universidad de Granada descubrimos que en Alemania se fabricaban este tipo de trajes y compramos uno», relata. Cabezas explica que ahora tienen dos, «uno más auténtico con todos sus complementos y otro tipo Hacendado de marca blanca», bromea este andaluz nacido en Granada en 1971 y que se convirtió en profesor universitario en 1998.

Probarse el traje invita también a los alumnos a disertar sobre los problemas de los dolores en las articulaciones. «Me tienen que poner una prótesis de cadera», comenta un joven que sufrió un accidente y sufre secuelas. Con las pruebas del traje de la vejez esperan cumplir el objetivo de sensibilizar.