Almas en tránsito que piden ayuda

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Cientos de petos de ánimas se reparten por los municipios del sur de la provincia, con diferentes tipologías, materiales y cronologías

04 jun 2023 . Actualizado a las 01:53 h.

¿Adónde vamos después de morir? Es una de las preguntas que se ha formulado la humanidad desde que se activó el raciocinio. La respuesta se puede buscar desde distintas actitudes vitales. La religión es una de ellas, no en vano, inventó el alma, un algo que la ciencia no ha podido localizar en el cuerpo humano, pero que existe tanto para creyentes como para los que no lo son aunque con distintas definiciones. Y es ese inconcreto elemento humano el protagonista de este recorrido por el patrimonio del sur de la provincia de Pontevedra.

Desde antiguo, en Galicia, los caminos y, especialmente, las encrucijadas fueron lugares relacionados con esas almas en tránsito que no alcanzaron el descanso eterno tras la muerte. Esa idea, que quizá fuese anterior al cristianismo, fue reforzada por la Iglesia católica a partir del Concilio de Trento, la reunión suprema del poder de Roma papal para frenar la Reforma luterana. Ahí se decreta la existencia del purgatorio, un lugar donde limpiar determinadas culpas personales antes de compartir la paz celestial. En ese lugar, las almas retenidas pueden ser aliviadas por los sufragios de los fieles, añadía la reunión de obispos. Así que es a partir del siglo XVI cuando los católicos cuentan con una segunda oportunidad aunque, para ello, deban ser socorridos por los vivos con sus rezos y también con sus limosnas. Estas, no siempre son monetarias. Es habitual ver colgadas mazorcas de maíz u otros productos del campo en estos elementos, a modo de presentes animistas.

Así, los petos de ánimas son construcciones destinadas a recordar a los difuntos, rezar por sus almas y aportar limosnas que ayuden a su salvación. Su presencia es profusa en el sur de la provincia de Pontevedra y todos fueron declarados, en el 2016 por la Xunta, bienes de interés cultural. Anteriormente, todos los petos de más de cien años ya estaban protegidos por la ley, aunque también es cierto que muchos de estos elementos han perdido toda su ornamentación original.

En los municipios del sur de la provincia de Pontevedra hay varios cientos, de distintas tipologías, épocas y materiales. Por ejemplo, en el PXOM de Ponteareas están registrados treinta y siete petos. Dos de ellos, en Guillade, están introducidos en un cilindro de hormigón moderno, conformando un extraño conjunto. Mucho más atractivo es el que está adosado a una casa en Urcela de Arriba, en Cristiñade. Presenta un retablo de madera policromada.

«Limosna querida por Dios te pedimos, abrazadas gemimos en un fuego vivo» se puede leer en el peto de A Manteigada, en Rebordáns, Tui, junto a la fecha y autoría de la construcción. Esa es la esencia de estos elementos patrimoniales. En este caso, se le añade la peculiaridad de emplear azulejos en la composición de la escena, algo poco habitual en Galicia.

En el cementerio de Parada de Achas, en A Cañiza, existe un curioso peto del que sale el caño de una fuente. Tiene una inscripción que alude a la persona que lo pagó y está datado en 1848. Aunque para peto de ánimas singular y sacado de contexto, el que se encuentra en el jardín del antiguo Gran Hotel de Mondariz-Balneario. Es monumental y fue llevado de otro lugar a principios del siglo pasado. Está junto a unas piezas del monasterio que hubo en Casteláns, en Covelo, pero no es probable que tenga el mismo origen porque parece seguir un estilo barroco.

La comarca de O Baixo Miño también cuenta con muchos ejemplos de estos nexos de unión entre el mundo de los vivos y el de los penantes. En O Rosal hay una treintena, alguno de ellos con un carácter naíf, como el que se sitúa junto al puente de Tamuxe, en Tabagón. En el vecino Tomiño aparecen otros veinte petos. Río arriba, son también abundantes en Salvaterra de Miño, donde destaca el situado en Valiño, Vilacova. Se trata de un conjunto de peto y cruceiro de gran valor escultórico. En la Casa do Cruceiro, en Barcela, Arbo, se puede ver un ejemplar en el que sobresale extraordinariamente un conjunto escultórico compuesto por numerosas figuras. También es muy curioso y antiguo, posiblemente del siglo XVIII, el de Vilaferreiro, en la propia villa de Arbo.

Como pasaba en Vilacova, un peto y un cruceiro aparecen asociados en Paraños, Covelo. El conjunto es del siglo XVIII y presenta la peculiaridad de estar situado en la parte de atrás del cruceiro, cuando lo más habitual es que aparezca delante.

En Vigo también hay representaciones de estos altares de intercesión por las ánimas. En Coia, la calle de este nombre acoge dos petos adosados a un edificio racionalista y, en medio, aparece una máquina expendedora de bebidas, rompiendo absolutamente el contexto de estos elementos. El de A Riouxa, en Teis, está presidido por San Francisco, que coge a las ánimas de la mano para llevarlas al cielo. En la parroquia de Cabral se conservan otros cuatro y en San Paio hay otro. También existe otro en el pazo de la Pastora y, en San Andrés de Comesaña, fue vandalizado otro hace unos años. En el Casco Vello, en la calle Poboadores, se encuentra un cruceiro que en la parte baja de su fuste se sitúa un peto muy escultórico.

En San Mamade de Petelos, en Mos, se muestra un bello peto en el que se reproduce la misma escena ya vista en Teis: San Francisco tiene sus manos para ayudar a las almas amenazadas con el fuego eterno.

Casi todos los rincones de los municipios del sur de la provincia tienen estos elementos que cuentan con la protección de la ley y, en muchos casos, con la creencia de mucha gente.