El ingeniero de Baiona que construye autopistas en Estados Unidos

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Raúl Pérez trabaja en Ferrovial y ha hecho proyectos en Texas y Carolina

21 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Highway to hell, cantaban los AC/DC. Construir una autopista en Estados Unidos puede convertirse en un infierno si en Texas, por ejemplo, el termómetro supera los 40 grados, pero también sucede que en Houston «llueve torrencialmente». Estas oscilaciones del clima las conoce bien Raúl Pérez Pereira, que es un ingeniero que trabaja en Webber, filial de Ferrovial en Norteamérica. El grupo de Rafael del Pino compró la empresa americana para introducirse en el país y desde entonces le va como un tiro. «Yo admiro a Del Pino», señala este joven ingeniero de Caminos, o civil como se denomina internacionalmente esta profesión.

Nacido en Vigo el 15 de agosto de 1995, con tan solo 27 años ha dirigido ya la construcción de tres tramos de autopistas en distintos lugares de Estados Unidos y su deseo es quedarse allí para poder vivir el sueño americano. Su formación comenzó en el colegio Cova Terreña de Baiona y siguió en Los Sauces. Estudió el grado de Ingeniería de Caminos en A Coruña e hizo un máster en la Politécnica de Cataluña y en el Illinois Institute of Technology de Chicago, donde completó su formación. «Sabía que Ferrovial buscaba en la Politécnica de Cataluña y en Illinois a candidatos para su plantilla de ingenieros en Estados Unidos. Los estudiantes de Caminos españoles salen muy bien preparados, las escuelas de ingenieros de España tienen prestigio desde la época de Franco. Lo ves allí, hay diferencias con los de otros países», apunta. Pérez relata que acabó el máster en plena pandemia y, entonces, Ferrovial canceló las visitas a las universidades para encontrar a nuevos profesionales. «Pero me llamaron de Recursos Humanos de Madrid y me hicieron un entrevista y me incorporé a la empresa. Me escogieron para la filial Webber, que es una compañía americana que ya existía. Los americanos quieren siempre hacer las cosas con una empresa de su país, así que desde Webber mantenemos el contacto con las autoridades locales de cada estado y eso permite abrir luego las puertas a Ferrovial USA», explica.

Ahora, el ingeniero baionés trabaja con otros ocho en un proyecto de autopista en Carolina del Norte. «En España, un tramo lo dirigen un par de ingenieros, allí somos ocho a la vez. Uno se encarga del sustrato, otro de la colocación de las señales, otro de la primera campaña de pavimento...», advierte. Es un equipo con 150 obreros a su cargo para hacer un pequeño tramo que puede tener menos de siete millas.

En Estados Unidos, Ferrovial está consiguiendo contratos multimillonarios y busca ingenieros formados en España y en ese país para sacar adelante los proyectos. Los sueldos allí son más altos para los principiantes, que pueden rondar los 60.000 dólares al año. Claro que la vida también es cara. El alquiler de un apartamento barato para una persona sola puede costar 1.500 euros en Winston-Salem, la ciudad donde vive Raúl Pérez y que es famosa por su fábrica de cigarrillos.

Cuenta que la forma de trabajar es diferente que en España porque las autopistas se construyen dejando espacio en el medio para poder ampliar los carriles por el centro. Así, se evitan expropiaciones de casas por los lados posteriormente, que suelen resultar muy complicadas. Esta forma previsora de actuar se puede hacer porque los espacios públicos son muy amplios.

En España, la mayoría de las autopistas se construyen con asalto pero en Estados Unidos se hacen con hormigón, al menos en los estados del sur. «Resulta que Ferrovial es experta en el hormigón. Tiene un departamento especializado y son muy buenos».

Sobre la polémica sobre el traslado de la sede de Ferrovial, explica que «no es por una razón fiscal, sino por los inversores». «Entiendo que el Gobierno se queje, pero es que los Países Bajos tienen una calificación de solvencia financiera de triple A, mientas que España solo tiene una A. Los inversores se fían más de Holanda para invertir», concluye el joven ingeniero.