Estefanía Descalzo, de la retirada a la gloria

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La jugadora del Guardés regresó tras haber colgado las botas y hoy disputa la final de la Copa Europea

07 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Estefanía Descalzo decidió al acabar el curso pasado poner fin a su carrera como jugadora de balonmano. Aunque por ella hubiera seguido, decidió centrarse en su trabajo de enfermera, consciente de que de su deporte no iba a vivir. Sin embargo, a finales de enero recibió la llamada del Guardés, el que había sido su club, pidiéndole que volviera para echarles un cable en un momento complicado. Y en este regreso ha podido ser partícipe de la llegada del equipo a la final de la Copa Europea —hoy, frente al Konyaalti, 19.00, TVG— y de una remontada en liga que les ha llevado al grupo por el título.

La valenciana se retiró más por pensar que era lo que debía hacer que porque fuera su deseo. «Me plantaba con 32 años sin tener continuidad en la enfermería, sin puntos en la bolsa... El balonmano está bien, me lo paso genial, pero no voy a vivir de esto», recuerda sobre lo que se le pasaba por la cabeza en ese momento. Y estaba trabajando —ahora se le ha acabado el contrato— cuando la reclamaron. «Necesitaban ayuda, y no me lo pensé. Quedaban cuatro meses y dije: ‘Para adelante’».

Había seguido yendo al gimnasio, aunque reconoce entre risas que lo que no había continuado haciendo era correr. «La vuelta fue dura, porque trabajaba por las tardes y a las ocho ya estaba matándome con los preparadores físicos. Pero fui cogiendo el ritmo rápido», cuenta. Además, tuvo el estímulo de jugar desde el principio mucho más de lo que imaginaba. «Mi idea era ayudar. Me daba igual estar en el banquillo animando, tener diez minutos... La grata sorpresa fue que empecé jugando casi todo», dice.

Le benefició el hecho de conocer ya a la mayoría de sus compañeras y al club. «La adaptación fue muy fácil», agradece. Apenas coincidió su primera semana con Abel González y se produjo el relevo, con la llegada de la actual entrenadora, Ana Seabra. No puede comparar, pero sí hablar de la lusa: «Es intensa, competitiva. Transmite eso: competir y competir. Luego, puedes ganar o perder, pero creo que fue un cambio de chip», valora.

A Descalzo la espera por el partido de hoy la ha «estado matando» durante esta semana. «Tenemos muchas ganas de competir. En la ida estuvimos a un nivel muy alto, controlamos el partido y lo disfrutamos. El ambiente fue único», señala destacando las buenas sensaciones del pasado domingo. Pero eso no significa que se relajen: «No vamos nada confiadas aunque hayamos ganado de seis», subraya.

Las jugadoras del Guardés, en palabras de Estefanía, tienen en mente que «en la anterior eliminatoria, ellas ganaron de siete en su casa y luego perdieron de seis fuera». El ejemplo perfecto para estar completamente alerta. «Sabemos lo que son capaces de hacer. Va a ser duro, que su afición también arropa mucho. Tenemos que ir igual de concentradas y atentas que en el partido anterior y volver a ganar», comenta.

Para ella, poder haber alcanzado esta final es «un regalo que no esperaba ni mucho menos» cuando firmó. «Lo quiero disfrutar al máximo y, a poder ser, traernos la Copa», recalca. De hecho, preguntada por la opción de que no lo consigan, dice que a priori, no entra en su cabeza. «Esa posibilidad no la he barajado. Sería una hostia bien grande, pero se tiene que jugar y todo puede pasar. Está en nuestra mano hacer un buen partido para ganar».

La final llega tras haber tenido que afrontar el miércoles la ida de cuartos de final del play-off por el título. No cree que vayan a acusarlo aunque no sean las condiciones ideales. «La motivación está ahí y, aunque estemos cansadas, vamos con el automático. Estamos a tope», dice sobre el factor de la motivación. Para ella, será su segunda final tras la de Copa de la Reina del año pasado, cuyas circunstancias compara con las actuales: «Aquel fue un partido agotador después de otros dos; aquí tenemos tres días de margen».

Sí fue complicado afrontar la cita liguera contra el Rocasa porque «inconscientemente, piensas en la final». Pero lo superaron con nota. «Era un partido difícil psicológicamente difícil. Realmente, no pensara que fuéramos a empatar, nos llevamos un resultado muy bueno para Canarias y estoy super contenta y orgullosa», expresa. Ahora, siguen vivas en las dos competiciones y aspiran a todo: «Estamos a un partido de llevarnos la Copa y en liga, a uno de semis. Viendo cómo es empezó y cómo estamos acabando, el equipo ha crecido mucho», destaca.

En cuanto a ella, cree que después de este paréntesis de regreso al balonmano, regresará a la dedicación total a su profesión. «Aún no me lo he planteado porque estamos metidas en algo genial. Todo esto es un sueño hecho realidad. Pienso en que acabe bien y, en principio, luego volver a la enfermería».

Seis goles de renta que hay que hacer valer en Turquía

El Guardés se juega en Antalya (Turquía) la posibilidad de conquistar el primer título europeo del balonmano gallego. El equipo de Ana Seabra superó al Konyaalti por seis goles en la ida (23-17), pero es muy consciente de que necesitará volver a estar a un gran nivel para ser campeón. Para este partido, la entrenadora cuenta con la plantilla al completo salvo las lesionadas de larga duración, Júlia Nuez y Ángela Nieto. La afición podrá seguir el partido a través de una pantalla gigante en A Sangriña.