«Estoy desesperada por encontrar piso en Vigo y me llaman buscando sexo»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Milade, vecina de Vigo en riesgo de exclusión, sufre la falta de viviendas en alquiler social en la ciudad. Los precios han subido un 7,8 % en solo un año

20 abr 2023 . Actualizado a las 00:42 h.

Una vecina de Vigo que fue víctima de violencia de genero y que se encuentra en una situación de vulnerabilidad pide ayuda y denuncia que recibe propuestas sexuales. Milade, apodo por el que es conocida, ha colocado carteles en la calle en los que hace ver que tiene una necesidad urgente de buscar un lugar donde vivir y seguir criando a su hija de siete años. «Hay algunos que me llaman y me preguntan cuánto cobro. Yo les respondo: ‘Perdona, te has equivocado, fíjate bien lo que pone el anuncio, no busco sexo busco una vivienda’», afirma. Y lo cierto es que no la encuentra. Su caso es una muestra de las enormes dificultades que tienen ciudadanos con ingresos bajos para poder optar a un alquiler. En su caso, además, personas sin escrúpulos intentan aprovecharse de la situación.

A la escasez de oferta en el mercado inmobiliario se suman los altos precios, que no paran de subir. Según los datos oficiales del Ministerio de Vivienda, Vigo es la ciudad de Galicia donde los alquileres son más caros. Según los ingresos que declaran oficialmente los propietarios, la media es de 475 euros. Las viviendas más baratas se situarían en torno a los 400 euros, mientras que las rentas más altas ascienden a 580 euros. En municipios cercanos como Baiona o Nigrán el precio medio de los alquileres es de 450 euros y en Cangas y en Redondela 380. Más realistas parecen los datos que ofrecen portales especializados como Idealista, que eleva los precios del mercado de alquiler en la ciudad olívica a 9,5 euros el metro cuadrado. De esa forma, un piso de 70 metros cuadrados costaría 665 euros al mes. Tanto el portal del Ministerio de Vivienda como Idealista dicen que los precios nunca habían estado tan altos como hasta ahora. Según los datos del Gobierno central, los alquileres han subido un 7,5 % entre los años 2015 y 2020. El estudio de Idealista refleja que las rentas han experimentado un incremento de un 7,8 por ciento solo en el último año. Se trata de un récord histórico.

Para muchas personas como Milade, resulta inalcanzable optar a un piso de alquiler con los actuales precios del mercado y la ausencia de viviendas de alquiler social.

Esta mujer de 45 años nacida en Asturias, pero que ya lleva varios años radicada en Vigo, afirma que necesita ayuda urgente, «no mañana, si no ya, me van a cortar el agua y la luz». No tiene trabajo y cobra el Ingreso Mínimo Vital, con el que asegura que nunca llega a fin de mes. Más de la mitad de sus ingresos se van para pagar el alquiler de la vivienda que debe abandonar de manera inmediata por unos problemas personales que ha padecido. Su aspiración es encontrar lo antes posible un puesto de trabajo para ser completamente independiente. «Busco trabajo como agua de mayo, adoro planchar y también he sido ayudante de cocina. No quiero un marido, quiero un trabajo para no depender de nadie», afirma.

«A veces pienso en mis hijas y me digo: ‘No te hundas’. Pero abro la nevera y no tengo nada», lamenta. Vive con su hija pequeña y a veces también va a visitarla otra de 23. Por miedo a que le corten el agua ha llenado una bañera hasta arriba por si tuviera que llegar a utilizarla. «No sé lo que es ir a una cafetería, o ir al cine con mi pequeña. Tengo que prohibirme muchas cosas, como comprarme un vestido, unas medias o unos calcetines. Para mí son unos lujos que no me puedo permitir», dice.

El piso en el que reside y que tiene que dejar de un momento a otro no tenía muebles y puso un cartel en la escalera para pedir la ayuda de sus vecinos. «Ahora estoy buscando piso por todas partes», asegura. Lamenta que ha tocado muchas puertas de instituciones y asociaciones y nadie le ayuda. «A mí no me oyen, me tapan. Me veo estresada. No tengo ayuda de nadie».

Como recibe muchas llamadas de bromistas que se amparan en el anonimato, se ha vuelto desconfiada. «Me llama mucha gentuza, gente que miente. Yo solo quiero darle una vida digna a mi hija. Soy una mujer solita y quiero sacar adelante a mi niña. Necesito ayuda para comprarle unas gafas. La tengo malita de un ojito», afirma. Dice que recibe el apoyo de los profesores en el colegio de su hija.