Los médicos apuntan al cansancio y un ideario basado en el hospital
16 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Probablemente, la sanidad sea el ámbito más agitado de la gestión pública. El foco ha sido la atención primaria. Galicia enfrenta desde el martes pasado una huelga de médicos convocada por el sindicato CESM y este paro está teniendo, de momento, un amplio seguimiento en los hospitales, pero un discreto resultado en los centros de salud. Vigo ya vivió una huelga de médicos de primaria en mayo del 2019, que un mes después fue de ámbito gallego. En ambos casos, la respuesta fue muy alta. En esta ocasión, no.
La Voz ha preguntado a médicos de primaria para tratar de responder a una pregunta que estos días recorre el sector sanitario: ¿Por qué la atención primaria casi no va a la huelga? Como siempre, la explicación tiene varios factores.
El Escepticismo
«Los problemas siguen». En la historia de la atención primaria gallega hay un punto de inflexión en diciembre del 2018, cuando 25 jefes de servicio y unidad de los centros de salud de Vigo y su área dimiten en protesta contra el deterioro de la propia atención primaria. «Ahora estamos en la misma situación o peor que cuando dimitimos», dice el pediatra Juan Sánchez Lastres, que era el jefe de unidad del centro de Chapela. El eje de aquellas reivindicaciones sigue intacto: la sobrecarga de los médicos, las listas de espera, la falta de conexión con el hospital y la escapada de los médicos jóvenes. «Pero ahora el escepticismo es absoluto y esto se ha convertido en un sálvese quien pueda».
Otros compañeros coinciden. «La mayoría nos hemos buscado mecanismos para sobrevivir en el día a día», dice Alberto García Pazos, que abandonó la sobrecarga habitual de Pintor Colmeiro por la calidad de Sárdoma, «y la dispersión y desmotivación es grande en el colectivo, estamos todos muy quemados».
CESM es consciente de esa sensación. María Montes, delegada del sindicato y médica en primaria desde hace tres años —antes estaba en urgencias, ahora en Colmeiro—, reconoce estar sorprendida por el bajo apoyo. «Me da la sensación de que la primaria está quemada por todas aquellas protestas, en las que no se sintieron apoyados», dice.
Las reivindicaciones
«No son las nuestras». Toda huelga tiene un ideario. «Hai un cambio de modelo en activo na atención primaria, que non se negociou na mesa sectorial nin no Parlamento, e esta folga non o cuestiona», razona Álvaro Lamas, médico en el centro de salud de A Guarda. Se refiere a la recién creada categoría de facultativo especialista de atención primaria, que obliga a los médicos de los centros de salud a hacer dos guardias al mes en un punto de atención continuada (PAC).
Hay otras medidas que los huelguistas reclaman y que no tienen demasiado impacto en los centros de salud. Por ejemplo, la generalización del complemento específico (890 euros al mes), que solo perciben quienes trabajan exclusivamente en la pública. Pero es que pocos médicos de familia tienen consulta privada. En la misma línea va el aumento que piden para el precio de las guardias. «Las reivindicaciones tienen una perspectiva hospitalaria», dice Sánchez Lastres.
Manuel González Moreira es médico, pero también es el secretario nacional de CIG Saúde y por eso es muy prudente a la hora de hablar de un paro convocado «lexítima pero unilateralmente» por otro sindicato. Sí observa que las reclamaciones no responden al modelo que defienden: «Nós queremos consolidar o modelo dos PAC con persoal específico, porque é unha parte integral da primaria e vertebra o territorio». Portavoces de CESM han propuesto que los PAC abran 24 horas y que médicos de atención ordinaria hagan algunas guardias de mañana.
Hay otras reivindicaciones que sí afectan a la atención primaria, como el tope de 30 pacientes por consulta, la semana de 35 horas, que el 24 y 31 de diciembre sean no laborables o que se recuperen tres días libres al año. «Hay cosas que nos pueden beneficiar, pero es que esas no son las reivindicaciones de primaria, esta huelga es muy hospitalaria», tercia la vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), Susana Aldecoa.
«Las huelgas de cuatro años se basaban, por nuestro contacto con los pacientes, en factores asistenciales, no laborales o retributivos», sentencia García Pazos.
La información
«Por la prensa». «En mi centro de salud [Beiramar] solo una compañera del centro recibió un correo con información de la huelga y no se lo mandó el sindicato», continúa Aldecoa, médica en Beiramar. «Enterámonos pola prensa», apunta Lamas.
Las medidas ya tomadas
«Los acuerdos alcanzados». Oficialmente, la Consellería de Sanidade se atribuye el mérito de que la atención primaria no esté apoyando la huelga. El primer día del paro, aseguró que la incidencia sumando el hospital y la primaria rondaba el 15 %, pero que en este segundo ámbito solo era del 5 % —la consellería hace el cálculo sin descontar los servicios mínimos—. La número dos de la consellería, Estrella López-Pardo, gerente del Sergas, consideró que esa «desigual» participación se debía al «valor de los acuerdos alcanzados» con los sindicatos en la mesa sectorial, en la que no está CESM. Algunas de esas medidas son la mejora del precio al que se pagan las horas extras y a los cupos sobrecargados, o el compromiso de generar nuevos contratos para médicos residentes.
La Consellería de Sanidade que dirige desde hace dos años y medio Julio García Comesaña ha centrado gran parte de sus esfuerzos en la atención primaria, con medidas como el Xide, la renovación de recetas por farmacéuticos o la reincorporación de jubilados. Aunque algunas medidas han sido llevadas a los tribunales por los colegios médicos.
Ninguno de los facultativos consultados considera que los problemas de la primera se hayan resuelto en estos años. Pero la huelga apenas tiene impacto.