Mucho aceite de cocina recorriendo las tuberías

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Cedida

Nuevos contenedores permitirán recoger una pequeña parte del que se usa

16 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días, anunciaba el Concello que los contenedores para la recogida de aceites usados en Vigo aumentarán de 49 a 300. Un aumento que invita a un análisis. Un informe del año 2012 del entonces Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente estimaba el consumo de aceite de la población en unos 12,8 litros anuales por persona. En el caso de Vigo serían, redondeando a 300.000 habitantes 3,8 millones de litros de aceite. Es evidente que no todo ese aceite se convierte en residuo pues lo incorporamos a nuestra dieta y otra parte se evapora, complicando su recuperación, por lo que pongamos como ejemplo de caso la conservadora cifra de que solo un tercio del aceite que usamos en la cocina se convierta en residuo recuperable. Estaríamos en 1,3 millones de litros anuales para gestionar entre nuestros residuos urbanos, que serían 1,2 millones de kilos, porque un litro de aceite pesa unos 916 gramos.

Declaraba el Concello que en Vigo, a través de la recogida selectiva, se recogen anualmente 26 toneladas de aceites usados, pero nos decía también que la instalación de 300 nuevos contenedores supondrá un potencial de recogida (potencial quiere decir que en el mejor de los casos se podría conseguir, no que se consiga) de 117 toneladas de aceite. Serían, otra vez según el Concello, el 50% de este tipo de residuos.

Por lo tanto, según el cálculo del Concello producimos 234 toneladas de aceites y con base en los datos del Ministerio serían 1.172 toneladas. Desconocemos el origen de la cifra tan optimistamente baja que aporta el Concello, que quizás omite la evidencia de que en realidad sabemos que una buena parte de los residuos de aceites se van por el fregadero, que es lo peor que podemos hacer.

Para empezar, sus restos se van acumulando y solidificando son un factor de riesgo para atascar las tuberías; es fácil de comprender el problema si pensamos que el aceite en las tuberías provoca un efecto similar al del colesterol en las arterias, y eso multiplicado exponencialmente en las redes de saneamiento y depuradoras, pero en realidad este es el menor de los problemas, pues la mayoría de esos aceites que bajan por el fregadero conseguirán llegar a ríos y mares y, en el mejor de los casos, a las depuradoras.

Para tener una idea de su potencial contaminante, anoten este dato de un exhaustivo informe del consorcio de aguas de Bilbao: un litro de aceite usado incorpora más carga contaminante que 5.000 litros del agua residual que circula por las alcantarillas y podría contaminar 40.000 litros de agua, que equivale al consumo anual de agua de una persona. Se estima que la depuración de un litro de aceite vegetal usado tiene un coste que supera los 460 euros por metro cúbico. Para que lo pongamos en su contexto: la depuración de un litro de aceite es 700 veces más cara que depurar el resto de las aguas residuales. En las depuradoras, las láminas de aceites dificultan también el intercambio de oxígeno disuelto, lo que dificulta la capacidad depuradora de las bacterias.

Nunca se les ocurra, por lo tanto, tirar aceites por el fregadero. Conste que este tipo de residuos se incluyen en el concepto formal de «responsabilidad ampliada del productor», por lo que tienen que disponer de un flujo propio de recogida asumido por los fabricantes.

La mejor gestión para estos residuos es no producirlos. Lo que no podamos reducir (y sanitariamente no es conveniente reutilizar aceites hasta el infinito) se utiliza mayoritariamente para fabricar los mal llamados biocombustibles. También podríamos preguntar a nuestros mayores cómo utilizaban el aceite usado para hacer jabón.