El adiós de Antonio Alonso Fontán, singular poeta de O Condado

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Se despidió en su casa natal de Meder a los 92 años

12 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Era conocido como «o poeta de Meder», la parroquia de Salvaterra de Miño que le vio nacer y en la que se refugió en la etapa final de su vida, hasta que le sobrevino la muerte el pasado Viernes Santo a los 92 años. Antonio Alonso Fontán siempre estuvo muy vinculado a esa tierra, omnipresente en su obra, y la vivió intensamente. «Si, totalmente, e tamén desde o punto de vista material porque planto árbores, podo, coido as viñas, vexo como medran as uvas..., teño coa terra un vencello en sentido estricto», confesaba hace años en una entrevista en La Voz.

Fue un poeta social, desde las trincheras (estuvo en los inicios del Partido Galego do Proletariado y de Galiza Ceibe), aunque él se consideraba sobre todo un poeta del amor. Autodidacta («Na miña casa había azadóns, non libros», advertía), se empapó de las grandes figuras de la literatura gallega, como Rosalía, Curros, Pedrayo y Cunqueiro, y tenía especial admiración por uno menos conocido, el insurreccional Aurelio Aguirre. Alonso recomendaba a todas las personas que tuviesen siempre un libro de poesía a mano, para leer al menos uno o dos poemas al día a modo de terapia.

Leyó periódicos desde muy niño y escribió en ellos a partir de los 20 años, cuando llegó a Vigo. Empezó por El Pueblo Gallego y acabó colaborando con La Voz de Galicia en los 90. «Penso que cada día os lectores demandan máis a opinión», presagió entonces. Además, vio venir la importancia de la defensa del medio ambiente. En 1977 publicó A ecoloxía. Apocalipse en Galicia. Sete celulosas, sete. «É un asunto ó que lle tiñamos que adicar a máxima atención porque ten habido atentados imperdoables.A natureza é o que nos sostén; a apocalipse témola enriba, co buraco no ozono, ríos e rías feitos cloacas... pero as cousas poden cambiar», le contó a María Xosé Porteiro. Ediciones Cardeñolo le publicó Hai unha terra loubada en el 2010.

El escritor Xesús Alonso Montero, buen amigo suyo, como Antón Pulido y Bieito Ledo, definió así a Antonio Alonso Fontán: «Singular personalidade humana e literaria a deste Fontán campesiño, fistor sui generis, bravo articulista de denuncia, vibrante recitador, home de ben, erudito local, quixote de moi diversas causas, eficaz epistológrafo, temible musa satírica e aínda máis». Entre sus logros figura haber impulsado el Festival de Poesía do Condado y también la fiesta del vino de la comarca.

En la aldea de Meder, en la casa en la que tantas veladas ejerció de anfitrión, con vino del país, pan de centeno y jamón, y por la que pasaron personalidades como el filósofo José Luis López Aranguren, el pedagogo Gonzalo Anaya o el matemático Ángel Fernández De la Vega, ha dejado huérfanas a Pilar y Sofía. También deja un legado cultural y sentimental de libros, recitales, artículos, conferencias, tertulias, premios literarios, pregones...