Povisa vive una situación delicada y sus dueños franceses aún no lo han visitado

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Vivalto tampoco ha tenido contactos con Sanidade, con el concierto en el aire

22 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los dueños de Povisa, el grupo francés Vivalto Santé, todavía no han pisado el hospital desde que lo adquirieron, según confirman varias fuentes del centro sanitario. El primer ejecutivo del grupo hizo una breve visita en junio, un mes antes de que se hiciese público que Vivalto había cerrado un acuerdo para la compra del Ribera Salud (julio), hasta entonces propiedad del norteamericano Centene. La compraventa se ejecutó en noviembre. Nadie de Francia ha ido por el hospital desde entonces.

Vivalto tampoco ha tenido ningún contacto con la Consellería de Sanidade, principal cliente del hospital porque de ella depende el 72 % de su negocio. Una fuente oficial de la consellería reconoce que hasta ahora todas las reuniones han sido con directivos del propio hospital o bien con los de Ribera Salud, porque son «los interlocutores habituales». El pasado verano, Ribera tampoco informó a Sanidade de que Vivalto y Centene habían acordado la compraventa, y la consellería se enteró leyendo el periódico. Povisa es el principal hospital del grupo Ribera.

Los profesionales del centro vigués consultados aseguran que no se ha notado ninguna presencia desde que Vivalto se hizo con Ribera Salud. Cuando La Voz publicó esa operación en verano, la cúpula de Ribera se desplazó a Vigo para tranquilizar a los médicos. Uno de los argumentos de entonces fue que Vivalto era un grupo sanitario que gestionaba hospitales (el tercero de Francia en el ámbito privado) y que un tercio del capital pertenecía a médicos. Este modelo gustó a los jefes de servicio de Povisa, pero ahora no tienen claro por qué los directivos franceses no han aparecido nunca por Vigo.

La Voz contactó con Vivalto hace dos semana para preguntar por esta cuestión, pero el grupo no ofreció ninguna respuesta. Ribera Salud sí dijo que su relación con Sanidade es «fluida».

Claro que el momento que atraviesa Povisa está cargado de incertidumbres y por eso hay médicos del hospital que se preguntan si sus dueños franceses lo conocen. Por una parte, el Servizo Galego de Saúde y Ribera Salud todavía no han llegado a un acuerdo sobre el nuevo concierto con el que Povisa seguirá atendiendo para la sanidad pública a una parte de la población de Vigo. El Sergas dice que todavía hay plazo. Legalmente, es así. El concierto caducó el pasado agosto, pero contempla dos años de prórroga. Ahora bien, cada uno de los años que ha estado en vigor este concierto, Povisa ha declarado pérdidas: 26 millones de euros en números rojos acumulados en siete años, sin contar el 2022, cuyas cuentas aún no se han presentado pero que también es negativo. Por eso necesita un nuevo acuerdo rápidamente.

Por primera vez, la negociación para el futuro de Povisa no se lleva desde Vigo, sino desde Valencia, sede de Ribera. Los directivos que tienen que aplicar ese concierto en el día a día no son los encargados de negociarlo. De hecho, hubo reuniones técnicas previas con directivos de Vigo, pero en verano Ribera asumió la negociación.

También la situación laboral es delicada. El convenio laboral lleva trece años congelado. El año pasado, la dirección de Povisa frenó una huelga gracias a un acuerdo puente que incluía una subida del 2,5 % del salario del 2022. El 2023 empezó sin subidas, que sí se aplican en las nóminas del Sergas. La negociación está parada de facto, pues Ribera Salud ha transmitido a los sindicatos que no podrá firmar un nuevo convenio laboral hasta que llegue a un acuerdo con el Sergas sobre el concierto. Por eso, los sindicatos estudian nuevas movilizaciones a corto plazo. Mientras, hay un goteo de salidas de profesionales.

En ese contexto se produce la salida del gerente, Rafael Cabadas, y de la directora financiera, Luisa Sánchez, prevista para finales de este mes, ambos a petición propia. Miembros cualificados de la plantilla de Povisa temen que esta situación no se conozca en Francia.