La presión policial en el Miño no frena la venta ilegal de angula al extranjero

Javier Romero Doniz
J. ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO

Aquamuseo del Miño

Restaurantes recelan del origen gallego del producto que garantizan los proveedores

20 mar 2023 . Actualizado a las 12:10 h.

El área de Vigo, el norte de Portugal y el nexo de unión entre ambas regiones, el río Miño, llevan una década siendo escenario de operaciones policiales para frenar el contrabando de angula para su comercialización; casi siempre, en el extranjero. El origen del problema es idéntico al de cualquier otro producto de valor elevado, no apto para la mayoría de bolsillos, que puede obtenerse de manera fraudulenta. Basta un dato, aportado ayer, por tres restaurantes de la orilla gallega del río Miño con décadas de experiencia en la comercialización y preparado del manjar: «Hoy —por ayer, domingo— apenas tenemos para tres raciones. Y hablamos de cazuelas de 100 gramos», explican en Arbo.

Ya en As Neves, evidencian un recelo que resulta generalizado en este concreto, y estacional, sector hostelero: «Los intermediarios la están ofreciendo a 850 euros el kilo. Ya saber de dónde viene, creo que nadie puede asegurarlo aunque en la etiqueta figura que Galicia es el origen. Yo, personalmente, puedo decir que lo único seguro es dónde la compro, pero no el origen real».

El Servicio de Vigilancia Aduanera y la Policía Nacional pusieron la semana pasada la guinda a un investigación de tiempo centrada en una trama, repartida entre el sur de la provincia y el norte de Portugal, que se llenaba los bolsillos con el contrabando de angula. Decomisaron 400 kilos de la especie en Salceda de Caselas, con un valor de mercado superior a 200.000 euros. Puede que sea casualidad, pero Salceda ya fue epicentro en febrero del 2012 de otro gran operación internacional. Entonces, el Seprona de la Guardia Civil requisó 650 kilos de producto fresco y congelado en el contexto de una investigación con ramificaciones en Filipinas. Al mes siguiente, los responsables del caso aumentaron el pesaje de la angula intervenida hasta 1,5 toneladas de estos minúsculos alevines de anguila. Pero lo más curioso de entonces fue comprobar la rentabilidad de esta variedad de contrabando, que incluso permitía a sus responsables fletar un avión privado con destino a Filipinas para la comercialización final.

Desde aquella operación, la primera gran investigación contra este mercado ilícito en la comunidad, se han sucedido otras que evidencian igualmente que el río Miño sigue sirviendo de despensa de angula para mercados internaciones sin pasar por la lonja previamente o declarar las ganancias generadas. En el 2016, otra investigación afloró que Galicia era el proveedor de las 2,5 toneladas capturadas en ríos de la comunidad que tenían en China su destino final. Salpicó a otras comunidad del país y la investigación, por su relevancia, fue coordinada por Europol. 

Por toneladas

En el 2017 y 2018, la Guardia Civil decomisó otras dos toneladas de esta especie. Fue en el marco de distintas operaciones, como la Suculenta, en la que contó con la colaboración de las administraciones búlgara, rumana y portuguesa; o la Black Glass, la primera en la que se tuvo evidencias de que los chinos empezaban a operar directamente en España, sin intermediarios, y que empleaban mulas que llevaban la mercancía en las maletas hasta China. Producto que llegaba a Hong Kong y que salía, principalmente, de los ríos gallegos.

El escenario revela que Asia es el principal destino de la especia capturada sin permisos, y que el origen del problema no puede ceñirse al río Miño, u otros de Galicia únicamente. Es de ámbito nacional, con aeropuertos y puertos ejerciendo de lugar de salida y una trama paralela para no declarar las ganancias. A mayores, el saqueo de los ríos, que perjudica a los profesionales de la zona, como en el Miño, que ven mermadas las capturas.

Los pescadores de lamprea dicen que no hay capturas, y su valor se dispara

El período de pandemia supuso un punto de inflexión en el valor de la lamprea del Miño en la provincia. Antes del covid, los restaurantes con más tradición, y mejores proveedores, compraban cada pieza a menos de 50 euros, y la vendían 75 u 80 euros. No muchos años atrás, y durante más de una década, el precio de la lamprea para el comensal se estabilizó en 60 euros. Durante la pandemia, por la falta de lluvias y el poco caudal del Miño, los precios crecieron.

Los pescadores alegaban que no había capturas. Pero este año, que el Miño lleva un caudal alto, los mismos pescadores dicen que tampoco hay capturas y los precios siguen disparados. El comensal paga la pieza de lamprea a 125 euros, y el dueño del restaurante la compra a 80. Por eso, el relato de los restauradores, parece lógico: «Si es cierto que hay poca lamprea, que acorten la veda. Pero esto es un robo. Dicen que no hay lampreas, y todas las semanas vienen a ofrecerlas».