María José Moreno, neuróloga: «Controlando doce factores de riesgo se reducirían un 40 % las demencias»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

La nueva unidad de demencias del Chuvi calcula que tendrá 1.200 nuevos pacientes cada año

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En septiembre, el Hospital Meixoeiro abrió la unidad de demencias del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, un equipo multidisciplinar con dos neurólogas, dos enfermeros, una neuropsicóloga, la unidad de psicogeriatría (con un psiquiatra y una enfermera de salud mental) y trabajo social, que abordan conjuntamente los casos. La neuróloga María José Moreno lleva años especializada en el campo de las demencias.

—¿Qué ha cambiado con la apertura de la unidad?

—El principal cambio es que se ha abierto la unidad a toda el área del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo. Desde el 2018 teníamos la consulta de demencias y abarcábamos nueve servicios de atención primaria, unas 180.000 personas. En octubre y noviembre estuvimos yendo por los centros de salud para presentar este proyecto y el cambio de metodología. También tenemos más medios, ahora tenemos una neuropsicóloga y la lista de espera para el estudio se ha reducido mucho, es de unas tres semanas. También trabajamos con el laboratorio para tener los biomarcadores de alzhéimer y el líquido cefalorraquídeo, y los tenemos en 30 días.

—¿Cuál es esa metodología?

—Hay cerca de 10.000 pacientes en nuestra área; si los siguiéramos, a todos colapsaríamos. Además, hay citas que no aportan nada. Lo que hemos hecho es que en atención primaria detecten los casos y ya pidan una analítica y un tac. Nos remiten a los pacientes con las pruebas. Nosotros los valoramos, los diagnosticamos, iniciamos el tratamiento e informamos de las ayudas que hay, el servicio de trabajo social o Afaga. Intentamos hacerlo todo en un solo acto. Pero después, el paciente se sigue con y en atención primaria, y si el equipo tiene algún problema intentamos solucionarlo por vía telemática. Si no, lo citamos.

—Es decir, la mayoría de los pacientes ya no acuden a la consulta del neurólogo.

—El seguimiento lo hacen el médico, la enfermera y la trabajadora social de atención primaria. Siempre digo que es un seguimiento «en/con» atención primaria. Pero hay otros pacientes que sí controlamos, como los jóvenes o los que tienen alteraciones genéticas.

—Decía antes que hay 10.000 posibles pacientes.

—Sí, es una estimación de demencias y de deterioro cognitivo leve, aplicando nuestra pirámide poblacional a los estudios que hay.

—¿La mayoría de las demencias son alzhéimer?

—Sí, es entre el 60 y el 80 % de los casos. Hay otras, como la demencia por cuerpos de Lewy o la frontotemporal, ahora conocida por Bruce Willis.

—También hablaba de pacientes jóvenes. ¿A qué edades se refiere?

—A menos de 65 años. Son un 9 % de los pacientes. Pero incluso en este grupo lo más frecuente es el alzhéimer.

—Sigue sin haber un tratamiento que marque la diferencia.

—Hay dos grupos de fármacos, que intentan compensar las pérdidas de los pacientes, como la memoria o la capacidad de concentración, pero no curan.

—Se lo decía porque cada vez que salta un fármaco nuevo genera mucho revuelo.

—Ha habido mucho avance de conocimiento en las últimas décadas, aunque todavía no hemos encontrado un fármaco que pare al enfermedad. Últimamente salieron dos. Uno es el aducanumab, que aprobó la FDA [el regulador estadounidense de medicamentos], pero la EMA [el europeo] no. El 6 de enero salió otro fármaco, que es el lecanemab, ya aprobado por la FDA y que la EMA tiene pendiente. En ensayos clínicos ha sido positivo y si la EMA lo aprueba, el Gobierno tendrá que hacerlo.

—Antes se refería a la demencia por causas genéticas. ¿Es importante?

—Es poco frecuente, supone menos del 1 % de los casos. Suele debutar en pacientes jóvenes, de menos de 65 años. Se sospecha de ella cuando el inicio es temprano y hay antecedentes familiares. Ofrecemos el estudio genético a la familia, y hay pacientes que quieren saberlo y otros que no. Es útil de cara a la planificación del embarazo, porque pueden hacer un diagnóstico preimplantacional [selección embrionaria] y evitar que la enfermedad siga apareciendo.

—En esos casos en que hay un gen alterado, ¿qué probabilidad hay de transmitir la enfermedad?, ¿y de desarrollarla?

—Es una enfermedad autosómica dominante, es decir, hay un 50 % de probabilidades de heredar el gen. La mayoría sí acaban desarrollando la enfermedad.

—Los casos genéticos son pocos, pero hay gente que cree que el hecho de que su padre o su madre hayan padecido alzhéimer es una condena. ¿Es así?

—Tener un familiar de primer grado es un factor de riesgo. Hay familias donde se acumulan casos, pero sin ser genético. Pero el principal factor de riesgo es la edad: a partir de los 65, la incidencia del alzhéimer se duplica cada cinco años. No se conoce la causa del alzhéimer, se cree que se debe a factores ambientales. Pero hay un estudio de The Lancet del 2020 que dice que si se controlaran doce factores de riesgo a lo largo de la vida disminuirían los casos un 40 %.

—¿Un 40 %? ¿Cuáles son esos factores?

—El nivel educativo, la pérdida auditiva, los traumatismos craneoencefálicos, la hipertensión, el consumo de alcohol, la obesidad, el tabaco, la depresión, el aislamiento social, la falta de ejercicio, la contaminación y la diabetes.

—¿Los pacientes llegan a la unidad en un estado avanzado de la enfermedad?

—Algunos pacientes sí, porque a veces hay una actitud muy nihilista, como si la pérdida de memoria o la desorientación fueran cosas normales del envejecimiento, y no lo son. La demencia es una enfermedad, no es envejecimiento. Pero con la información que hay se pueden diagnosticar casos en fases más precoces, en las que además los pacientes pueden opinar sobre su vida, que es algo importante. Lo que sí vemos son muchos pacientes que viven solos, cada vez más, por la desestructuración de las familias.

—¿Cómo ve el uso de las nuevas tecnologías, tanto para apoyo al diagnóstico como para la estimulación de los pacientes?

—Son una buena herramienta. Tanto para la estimulación cognitiva como para las personas que viven solas, porque favorecen que se mantenga la autonomía. También para la detección.

—¿Cuántos casos nuevos estima que van a tener cada año?

—Calculo que unos 1.200 al año.

—¿Cuánto afecta el deterioro cognitivo a la salud mental?

—Muchísimo, porque la enfermedad se produce en el cerebro. La demencia afecta a la cognición, a la conducta y a la personalidad, así que tiene una repercusión grande en la salud mental.