Lugares de leyenda en la ría de Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

La transmisión oral deja una serie de narraciones míticas en distintas localidades de la zona

04 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El patrimonio de un territorio no solo se compone de elementos materiales, también se conforma a través de la construcción de una serie de relatos cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos. En el entorno de la ría de Vigo son numerosas las leyendas que ahora ya solo sobreviven en las publicaciones recogidas en su día por los folkloristas.

Contaba el escritor José María Castroviejo que, en el pasado, el cura de Coiro se había visto obligado a acudir a la playa de Rodeira, en Cangas, para bendecirla ya que era aquel un lugar de reuniones nocturnas de meigas. El mismísimo padre Sarmiento, a mediados del siglo XVIII, se hacía eco de los toques de campana que se realizaban desde la iglesia parroquial de Coiro para convocar a las brujas. Dicen los autores del Diccionario dos seres míticos galegos que los parlamentos de brujas se producían las noches de los viernes o sábados con la finalidad de arreglar asuntos domésticos. En una de ellas, dicen los cuentos populares que participó un zapatero de Cangas, amigo de una bruja, que protagonizó una anécdota con el diablo, encarnado en un macho cabrio.

En este mismo municipio, el investigador vigués Pedro Díaz recogió la historia del caballo blanco que salía de la Pedra da Pena, en Coiro, la noche de San Xoán, y por cuya boca echaba fuego y era seguido por otros equinos.

En el Diccionario dos seres míticos galegos (Galaxia, 1999), se cuenta la historia del bergantín fantasma. Se trataba de un barco pirata cargado de monedas de oro que naufragó en la Punta do Cabalo, en las Cíes, cerca de un lugar llamado a Furna dos Pesos. La leyenda apunta a que el navío emerge del fondo del mar las noches de temporal y despliega las velas para tratar de salvarse del hundimiento.

Dentro del municipio de Vigo también está la historia del herrero de Castrelos que secuestró a una joven. Esta, que había pedido a su raptor poder acudir todos los días a misa, fue protegida por el más allá en el interior del templo, al tapiar la puerta sur de la iglesia con una pared de piedra.

El imaginario popular creó la Coca, ese animal monstruoso con cuerpo de dragón y cola de serpiente que en Redondela sacan a pasear el día del Corpus. Esa leyenda también existió en Sabarís y en otras muchas localidades de España y Portugal. En el caso de Redondela, el animal salió de la ría y devoró a dos adolescentes, acción que repitió en otras ocasiones, siempre llevándose a las jóvenes más hermosas. En Redondela eligieron a 24 hombres para atacar a la coca. Tras darle muerte, se reunieron en procesión todos los habitantes, surgiendo la danza de las penlas.

En Moaña se recogieron las apariciones del Home misterioso, que bien podría ser el Diaño bulreiro, un ser mitológico que cambia de apariencia. Se trata de un individuo, vestido con pantalón marrón, chaqueta negra y camisa blanca, que acompañaba a la gente por los caminos y desaparecía misteriosamente al llegar a un río. Si en Cangas las leyendas están muy relacionadas con las meigas, en Moaña hay más presencia de narraciones vinculadas al inframundo y a criaturas fantásticas. Es el caso de la lontra gigante, que comía personas. Habitaba en una cueva que llegaba hasta el monte de Os Remedios, donde, hay un yacimiento prehistórico, ambas cuestiones muy relacionadas en Galicia. Dice la leyenda recogida en el Diccionario de seres míticos que un grupo de jóvenes entró en la cueva y pudo comprobar la existencia de un extraño resplandor rojo de origen desconocido.

Esa relación entre leyendas y lugares arqueológicos vuelve a encontrarse en el castro de Montealegre, sin salir de Moaña. Una narración popular recogía allí la aparición de la «mano negra», una personificación del demonio. Dice el cuento que dos mujeres pasaban por aquella zona. Mientras que una de ellas no advirtió nada, la otra sí vio esa «mano negra» y murió casi instantáneamente. Alguien quiso relacionar esa expresión con la presencia de un ser maléfico.

El monte Paralaia, en San Martiño de Moaña, también tiene su cueva escondida y llena de tesoros y mouras. Dice la leyenda que encima de esa cueva había un marqués encantado en figura de mujer sentada. Se añade que solo sería desencantado por una mujer virgen que cogiese una espada que había en el lugar. También se dice que para encontrar la entrada a esa cueva llena de oro había que leer un libro al revés a las doce de Nochebuena y enfrentarse a la serpiente que la habita. Por cierto, desde esa cueva se puede llegar a Meira, pero también a Tirán e incluso a Darbo. X. C. Villaverde también recoge en su libro Lendas de Moaña la narración de la cueva de A Paralaia. Ese mismo libro también había de la gallina que aparece la noche de San Xoán en la Laxe Negra de Couso, en Meira. En Domaio, en la Poza da Moura también dice una leyenda que se pueden escuchar los lamentos de un ser mitológico durante la noche de San Xoán.

Aunque es la playa de A Lanzada la más relacionada con los baños favorecedores de la fertilidad femenina hay otros lugares, como Playa América, en Nigrán, donde se realizaban esos rituales de las nuevas olas al amanecer de la noche de San Juan, el último domingo de agosto y el día de la Ascensión.

Más reciente es la historia de El Alemanote, un fantasma que ronda por el castillo de Soutomaior, leyenda que recoge la propia Diputación en la página oficial de esta fortificación. Señala que es el fantasma de un científico alemán que durante la Primera Guerra Mundial buscó el arma definitiva para vencer a los enemigos de su país.