«Hay arquitectos que deberían cocinar o limpiar antes de proponer sus ideas»

VIGO

CARMELA QUEIJEIRO

Carlos Fernández Coto, presidente de la asociación de defensa del patrimonio de Galicia: «El turismo muda las zonas históricas en parques temáticos sin identidad»

26 feb 2023 . Actualizado a las 16:59 h.

No se puede defender el patrimonio artístico y cultural solo un poco. No se puede reclamar sensibilidad para una disciplina y que el resto dé igual y no se pueden cerrar los ojos a conveniencia. Carlos Henrique Fernández Coto (A Estrada, 1960) no se pone límites en la salvaguardia patrimonial y por eso integra más de una docena de iniciativas que tienen el mismo fin: la defensa del patrimonio, de la cultura heredada. Las alfombras florales del Corpus o los hórreos están en la lista que defiende ante la Unesco para que sean declarados patrimonio de la humanidad, como ya consiguió que se hiciera con el toque manual de campana.

Arquitecto con más de 400 proyectos con su firma y a la vez director de la Oficina de Rehabilitación de Rianxo, preside la Asociación para a Defensa do Patrimonio Galego, colabora con Hispania Nostra con el mismo objetivo, la Rede do Patrimonio Cultural que impulsó asesora a la Xunta, y él es también uno de los miembros del estatal Observatorio Ciudad 3R, formado por especialistas en rehabilitación urbana que tratan de guiar a la Administración.

«Preferí cambiar las garabatas por los garabatos», dice para explicar por qué no siguió el deseo de su abuelo de que fuera notario, ni aceptó la oferta de trabajar en un banco frente a su casa. Tampoco siguió la vena comercial familiar iniciada tras la vuelta de Cuba de su abuelo, que abrió las puertas de la multitienda Enrique Coto en A Estrada. «Con doce años comencé a hacer urbanismo», cuenta. «Le cogía a mi madre aquellos calendarios grandes de la época para darle la vuelta a las hojas, pegarlas con cinta adhesiva y pintaba en ellas planes urbanísticos completos», recuerda. «Hasta recortaba de los periódicos los logos de marcas comerciales para pegarlas en los edificios», rememora aquellos rollos de papel de hasta tres metros en los que daba sentido al duro urbanismo de los 70.

A los 16 años dejó su pueblo para estudiar Arquitectura en A Coruña. Tras veinte años en la ciudad, entre estudios y trabajo, «me di cuenta que era mucho más sano vivir en un sitio más pequeño. Las ciudades apartan del lado humano», deja caer dando pistas de cómo es el urbanismo que anhela.

«Solo he hecho un edificio de viviendas porque todo suele venir muy encapsulado. A mí me gusta saber qué le gusta al inquilino, qué aficiones tiene, cómo vive y con todo eso yo hago mi propuesta». De ese conocimiento integral que busca tener de sus clientes sacó hasta el lema «Todo dura máis pintando con Teais», la marca de pinturas que le encargó la que sería su primera edificación, antes incluso de acabar la carrera. La arquitectura industrial fue la senda por la que se adentró Coto en la arquitectura. Advierte que «el edificio de una empresa es la primera imagen que da y no siempre es más caro hacerlo bien y atractivo».

Tiene clarísimo que la arquitectura es un arte, «pero hay muchos arquitectos que deberían cocinar o limpiar antes de proponer sus ideas, para saber que hay cosas con las que será complejo vivir. El papel lo aguanta todo», dice, al tiempo que señala que hasta ha viajado con clientes para enseñar ideas o materiales. «Es que lo va a disfrutar o aborrecer toda su vida».

Lo que no tiene discusión para él es la preservación del patrimonio de Galicia. «Tenemos ciento diez mil hórreos, cuatro mil iglesias, seiscientos campanarios... tenemos la mitad del patrimonio de España, pues contamos con la mitad de las entidades de población», argumenta valorando con un «estamos bastante bien» su estado general. «En Galicia se destruyó menos porque no tuvimos dinero y estuvimos aislados», señala para acotar que en realidad existiese un ansia conservacionista sólida. «En Vigo hay 1.500 hórreos», añade para advertir que el patrimonio existe en todas partes, y por tanto la exigencia de su protección.

«Se ha ganado en gente con conciencia y nuestras llamadas de atención calan en la sociedad», mantiene para advertir que casos como el de la destrucción del pavimento de piedra de una calle de Tui debería tener consecuencias políticas. «É outro EcceHomo máis», clamó la asociación que preside.

Galicia tiene 60 conjuntos en la lista roja de riesgo de destrucción, «pero podría haber trescientos», indica aunque con satisfacción de que a los alcaldes les ponga nerviosos verse retratados en ella. «En Galicia, cuando nos dicen las cosas desde fuera es cuando nos lo creemos», lamenta para asegurar que esa circunstancia refleja realmente una carencia. Coto, que prefiere que las zonas monumentales no se les identifique como cascos vellos, porque entraña cierta negatividad, avisa de que hay «un problema gordo en ellos: su abandono en favor del turismo. Los hacen parques temáticos, sin identidad ni perfil propio, globales».

Carlos Fernández Coto el día de su primera comunión en A Estrada en los años sesenta junto a un Renault Gordini de la época
Carlos Fernández Coto el día de su primera comunión en A Estrada en los años sesenta junto a un Renault Gordini de la época Álbum familiar

EN DETALLE 

-Primer Trabajo

-Durante la carrera cree una empresa de diseño, Taller de Diseño. Mi primera nómina por cuenta ajena fue la de secretario técnico del Colegio de Arquitectos.

-Causa a la que se dedicaría.

-Al patrimonio cultural, a lo que hago y dedico muchas horas, no solo no remuneradas, sino que me cuesta un montón de dinero.