«Somos pobres, pero merezco vivir con mis hijos bajo un techo normal»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Una mujer que habita en un antiguo bar lamenta la falta de apoyo institucional

25 feb 2023 . Actualizado a las 00:39 h.

Con unos ingresos bajos, sin domicilio, siendo madre soltera de un niño de tres años y otro a punto de nacer. Así se vio en diciembre Eva Aguiar, una mujer de 39 años sin empleo en Vigo.

Denuncia que ninguna administración le hizo caso cuando se quedó desamparada, ni tampoco ahora que vive en un antiguo bar reconvertido en un estudio que no reúne unas condiciones de seguridad para sus hijos.

Eva vivía con su familia, con la que no se pudo quedar más tiempo. Consiguió alquilar una habitación en un domicilio donde duró dos meses. Ella tenía interés en empadronarse en el domicilio, pero sus caseros no y, tras no llegar a ningún acuerdo, acabaron echándola con la amenaza de cambiar la cerradura para que no volviera a entrar.

«Cuando comenté que me quería empadronar, pusieron el grito en el cielo. El novio de la propietaria dijo entonces que iba a traer un hermano desde la República Dominicana y que no me podía quedar. Me amenazaron con hacerme un nuevo contrato con la cláusula de no empadronarme, o un cambio de cerradura. Fue una pesadilla terrible», recuerda. Fue el 5 de diciembre, el mismo día que salía de cuentas. «Me vi obligada a irme. No quería que mi hijo viera escenas», afirma. Tres días después, dio a luz a su segundo hijo.

«Me vi sola, tenía que abandonar el piso y escribí a la línea directa con el alcalde para pedirle audiencia, pero no me contestó», lamenta. Cobrando únicamente el Ingreso Mínimo Vital, no consiguió que nadie le alquilara ningún piso. Al final, lo único que tuvo a su alcance fue el alquiler de un antiguo bar reconvertido en un estudio, por el que paga una renta de poco más de 400 euros al mes. El padre de sus hijos, que afirma que no es su pareja sino un donante, le dio dinero para que pudiera acceder al alquiler del bar y evitar quedarse en la calle.

El sitio no es seguro porque la cama se encuentra en un altillo al que se accede por unas escaleras que no tienen ningún tipo de protección. Arriba no tiene altura suficiente para mantenerse erguida. Debe permanecer vigilante porque, en cualquier momento, su hijo se puede escapar y caer. «Le pedí al dueño que pusiera una barandilla y contestó que eso era mi confort. Me dieron un presupuesto de 950 euros y no me lo puedo permitir», asegura. Ella compró un somier, un colchón, dos sillas, un zapatero y una mesa plegable. Esas son todas sus pertenencias.

«Volví a pedir audiencia con el alcalde y aún no me contestó. Presenté el mismo documento en el registro el día 8 de este mes,y nada, ahí nadie contesta. Si no hubiera conseguido esta pseudovivienda en la que estoy, probablemente me hubieran quitado a los niños», afirma. También se puso en contacto con la Xunta. «Llamé al programa Conteito, pero no recibí ayuda. Dijeron que, como no tengo ninguna sentencia por algún impago que me estén reclamando, no había nada que hacer. Se trata de un programa de acompañamiento y apoyo a personas sin techo o en una situación de vulnerabilidad extrema, orientado a su incorporación social.

Puertas cerradas

«Toqué muchas puertas y nadie me ayudó», se queja Eva Aguiar. Tras vivir esta experiencia, su conclusión es que «no le importamos a nadie. Según el alcalde, son estupendos y el Concello ayuda a todo el mundo, pero no es así. Cuando necesitamos recursos, no los hay».

Afirma que con unos ingresos que no llegan a los mil euros y dos hijos que mantener no ha encontrado otro tipo de vivienda. «Somos pobres, pero somos merecedores estos dos niños y yo de una dignidad, de vivir bajo un techo normal», afirma.

Por ese motivo, Eva continúa solicitando el acceso a una vivienda en condiciones en la que poder criar a sus hijos de una forma adecuada. Afirma que, como ella, hay muchos ciudadanos que vivien en una situación parecida a la suya y que deberían de articularse medidas de apoyo social para evitar que caigan en situaciones de marginación.