Tras el rastro de la relación con la muerte

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Imponentes muestras de arte y patrimonio fúnebre se suceden desde la ría de Vigo hasta el Miño

18 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La relación entre la humanidad y la muerte ha quedado plasmada en una serie de representaciones vinculadas a los enterramientos. Esas manifestaciones funerarias, que en ocasiones alcanzan el grado de arte, han ido variando a lo largo de la historia, aunque siempre han mantenido un afán de recuerdo de los fallecidos y un simbolismo de descanso eterno. En la prehistoria, y ya ciñéndonos a casos concretos situados en el espacio geográfico del sur de la provincia de Pontevedra, son los dólmenes las manifestaciones funerarias más antiguas que han permanecido en sus primitivos lugares. Para singularizar estas formas de enterramiento colectivo nos situamos en la Casa dos Mouros, en la parroquia de Candeán, en Vigo. Entorno al tercer y cuarto milenio antes de Cristo fueron levantados numerosos dólmenes en toda Galicia con la finalidad de proporcionar un enterramiento colectivos a los distintos clanes. Esta Casa dos Mouros fue restaurada recientemente por el Concello de Vigo, que además pagó una excavación arqueológica para tratar de saber más acerca de estos megalitos. Durante aquel trabajo aparecieron objetos antiguos, como puntas de flecha, hachas pulimentadas y cerámica.

Para ver vestigios de época romana y sus momentos inmediatamente posteriores hay que ir al Museo de Castrelos. Allí se guardan los restos de las últimas tumbas halladas en Vigo. Fue durante la rehabilitación del antiguo palacio del Marqués de Valladares, en su parte posterior aparecieron los enterramientos. No fueron los únicos casos, porque también aparecieron tumbas en Marqués de Valladares, 49, y, sobre todo, en la calle de Inés Pérez de Ceta, durante la década de los años noventa. Se relacionaron aquellos hallazgos con las estelas funerarias localizadas cuarenta años antes en la vecina calle de Pontevedra. Aquella importante colección puede verse hoy en día en el museo municipal, en el Pazo Quiñones de León.

Los últimos momentos del Imperio Romano se fueron confundiendo con la llegada a Galicia de los pueblos germánicos y la extensión de la cristianización. De este momento, es el sarcófago de estola localizado hace unos años en un edificio situado frente a la concatedral. También fue llevado al museo municipal de Vigo. Pero, más numerosos fueron los restos localizados.

Durante la Edad Media, serán las iglesias los lugares de enterramiento, en su interior, las clases más pudientes y en el exterior, la mayoría de la población. El PXOM de Tui recoge como bienes protegidos las necrópolis de la iglesia de San Bartolomé de Rebordáns y la de Santo Domingo. En el primero de los casos, se descubrieron tumbas ya hace cuarenta años en el interior del templo, pero más recientemente también se localizaron enterramiento en el exterior. Todo con una amplia datación que recorría desde los momentos más tardíos del Imperio Romano hasta avanzada la Edad Media. La iglesia es sí misma es una maravilla de los primeros momentos del románico, aunque no siempre se puede admirar.

Los enterramientos en las iglesias, tanto en su interior como alrededor, provocó graves problemas de salud pública conforme iba aumentando la población. Para solucionar esa situación, durante el reinado de Carlos IV, en el tránsito del siglo XVIII al XIX, se dictaron normas para llevar los camposantos a las afueras de las poblaciones, delimitando claramente los lugares de enterramiento. Así durante los años posteriores a la Guerra de Independencia fueron apareciendo los cementerios tal como los conocemos hoy en día.

Sin embargo, especialmente en las zonas rurales, subsistieron los cementerios situados en el entorno inmediato a las iglesias parroquiales. En Santa Cristina de Valeixe, en el municipio de A Cañiza, se conserva un camposanto de esas características. Es una auténtica joya de otros tiempos que merece ser conocida.

En Aldán, en el exterior de la iglesia parroquial, también se puede apreciar un mausoleo, palabra que alude al espectacular enterramiento del sátrapa persa Mausolo en Halicarnaso. Se le atribuye al escultor José Cerviño, autor también de los cruceiros de Hío y Covelo.

En el área de Vigo, los cementerios históricos más significativos, desde el punto de vista patrimonial, son Pereiró, en Vigo, y Os Eidos, en Redondela. Este último, según explica Turismo Rías Baixas, fue construido en los años treinta del siglo XIX y «atesoura tallas e panteóns de gran valor artístico, a maioría de estilo ecléctico». Destacan el organismo provincial, el panteón monumental del alcalde redondelano Ramón Pardo Ferro. «Tamén é salientable, pola estrañeza da súa simboloxía, o mausoleo dedicado ao procurador Francisco Crespo Rivas, colaborador da Sociedade Arqueolóxica de Pontevedra, que inclúe unha columna coroada cunha pirámide e cuxo deseño chegou da Arxentina».

El cementerio vigués, fue construido a finales del siglo XIX, tras cerrarse el cementerio municipal de Picacho y el parroquial de Santiago de Vigo, en la Areosa. Durante el mes de noviembre, el Concello de Vigo organiza visitas guiadas para conocer su valor artístico y las historias de algunas de las celebridades de sus usuarios. Es la mejor forma de acceder a la enorme cantidad de muestra artísticas que atesora. Desde la obra escultórica de artistas como Francisco Asorey, con el conjunto realizado para la tumba familiar del fotógrafo y cineasta José Gil, o Julio González Pola, en la de los repatriados de Cuba, hasta los conjuntos arquitectónicos elaborado, entre otros, por Manuel Gómez Román, para la tumba monumental de Concepción Arenal. El propio cementerio fue diseñado por Jenaro de la Fuente Domínguez.