Cubos para las goteras en el templo votivo de Panxón, obra cumbre de Antonio Palacios

Monica Torres
mónica torres NIGRÁN / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Quince años después del primer SOS, también están forradas con mallas las vidrieras para evitar que caigan

21 ene 2023 . Actualizado a las 00:06 h.

En el templo votivo de Panxón, que para muchos estudiosos de Antonio Palacios es la obra cumbre del arquitecto en Galicia, hacen falta cubos para recoger el agua que se filtra por las paredes. Los temporales y las intensas lluvias dejan imágenes de derrumbes e inundaciones estos días, y las del interior de la iglesia de Nigrán no se quedan atrás.

La obra del genio que modeló el Madrid moderno empezó a hacer aguas en el 2008 y entonces se lanzó un primer SOS. Desde entonces se han ido sucediendo las visitas de responsables de organismos oficiales, pero los compromisos alcanzados duermen el sueño de los justos mientras llueve sobre mojado.

Técnicos de la Consellería de Cultura se desplazaron en julio del 2021 al templo, donde se reunieron con sus responsables con el objetivo de estudiar posibles soluciones, así como las metodologías más adecuadas para llevar adelante los trabajos de conservación. En la reunión se puso de manifiesto la complejidad de la conservación «ya que se trata de un inmueble construido con piedra de granito, cemento pórtland, vidrios diseñados para el uso industrial y hormigón de deficiente ejecución, en un época en la que estos materiales no eran habituales y, además, eran escasos». La Xunta recordó entonces que la encargada de velar por la integridad del conjunto eran la parroquia y la Diócesis de Tui Vigo, como propietaria, pero insistió en que apoyaría «esta rehabilitación que se muestra como singular y dificultosa». «Una vez que se cierren los estudios previos y el informe de necesidades, se redactará el proyecto y la contratación de los trabajos en los términos en los que se fije el acuerdo de colaboración con la diócesis», indicaron las mismas fuentes.

Las patologías del monumento se incrementan con el tiempo. Cuando el viento da de cara y llueve, rezuma en el interior. El Parlamento abordó la problemática hace un año, a través de una iniciativa del PSOE que pedía conocer las actuaciones previstas. Trece años antes, en el mismo lugar ya se había aprobado por unanimidad una proposición no de ley para realizar «en el plazo máximo de un año» un proyecto técnico para su conservación.

La directora xeral de Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez Insua, manifestó en marzo del año pasado que la Administración autonómica era «conocedora» de las patologías. «Se trata de la restauración de un edificio que supone un reto singular, con escasos precedentes», destacó.

Quince años después de aquella visita en que la asociación Amigos dos Pazos, con su presidente de honor López Chaves, hizo un llamamiento para frenar el deterioro del templo, este avanza sin remedio. La parroquia asumió en los últimos años trabajos de recuperación en las cubiertas y alguno de las vidrieras, pero solo se tapan agujeros. Un informe de los arquitectos Francisco Castro y Pedro Alonso del 2008 corroboró que Palacios puso más esmero en la fachada que en la recogida de aguas. La falta de canalones, gárgolas o similares hace que corra a sus anchas por los muros y la piedra que la recubre nada tiene que ver con los bloques de los templos medievales. Además, el hormigón empleado en las vidrieras no es de calidad. El rosetón principal está forrado con mallas para evitar posibles percances y uno de los ángeles que corona la torre ya perdió el rostro.

El monumento se levantó por suscripción popular entre los años 1932 y 1937.