María Castro: «Comparar la serie "La promesa" a "Downton Abbey" no está mal porque es magnífica»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Manuel Fernandez-Valdes

La actriz viguesa encarna al ama de llaves de la ficción recién estrenada en RTVE que se graba en el palacete de Tamara Falcó en Ávila

17 ene 2023 . Actualizado a las 15:15 h.

Compatibilizando todavía las últimas funciones de la obra teatral La coartada con la que ha dado media vuelta al país, la actriz María Castro (Vigo, 1981) se encuentra inmersa ahora en el rodaje de La promesa, la serie de Bambú Producciones con la que RTVE empieza el 2023. El estreno de la ficción de altos vuelos y largo recorrido que bebe de clásicos de la tele como Arriba y abajo y Downton Abbey o como Gosford park en cine, tuvo lugar la semana pasada en horario nocturno, pero se emite ya en sesión vespertina, en esa franja horaria que tanta gente aprovecha para echar una cabezada mientras asegura que ve los documentales de La2. No es el caso de los miles de seguidores que ya tiene, ni de la viguesa, un torbellino en acción que habla a velocidad wasap por dos.

—¿Está en plena grabación?

—Ahora mismo esperando a que me traigan la comida para seguir rodando. Hay más de 70 capítulos grabados de los ciento y algo que tenemos previsto hacer hasta marzo completando la primera temporada. Hoy [por ayer] finalizamos el 76. En breve nos dirán si hay segunda entrega de La promesa. La acogida está siendo buenísima. Estamos muy contentos, tanto por la audiencia en la hora de emisión como por las descargas en redes sociales y a través de la web de RTVE.

—¿Se trabaja con mucha previsión por si ocurre algo?

—Sí, es que las series de emisión diaria se graban con mucha antelación porque en cuanto se empiezan a emitir, se comen muy rápido. Lo habitual es un capítulo por día pero en este caso, como la gente pide más y más, esta semana se van a estrenar dos diarios. Nosotros llevamos desde agosto haciendo acopio.

—Se parece un poco a hacer pan. Hay que estar pendiente de meter masa en el horno para abastecer a la clientela

—Sí, es un ritmo frenético. Se ve en una hora, pero hacerlo te lleva un día entero y parte de otro. Para estar en esto hay que ponerse las pilas. No creo que todo el mundo sea carne de serie diaria, ya no solo por el trabajo actoral, sino porque es una tensión que te pone contra las cuerdas. Pero a mí me va la marcha. Soy una persona muy activa, en mi vida personal y aquí. Me gusta sentir que estoy concentrada para sacar adelante la jornada.

—Entonces, compaginarlo con el teatro ya es para nota...

—Como puedo; sin dormir casi. Las funciones de La coartada son los fines de semana. Ya solo quedan dos bolos, pero ha sido bastante duro desde que empezamos en verano con la serie, porque durante la semana no paramos y el fin de semana, en vez de descansar, me voy a hacer teatro por España, que es muy agradecido y me encanta, pero te quedas sin tiempo para nada. Sin ir más lejos, este viernes rodé hasta las 6 de la mañana, me acosté a las 7 y a las 9 me levanté para estar con mis hijas, porque a la una me iba a Barbastro. Y me marché con dos horas de sueño en el cuerpo. No todos los días son así, afortunadamente.

—¿Cómo es un día de rodaje de «La promesa»?

—Pues me recogen a las 6.30 de la mañana, así que me levanto a las 5.50 y la jornada finaliza a las 19.00 horas, a veces un poco menos, y otras, un poco más. A eso hay que sumarle el tiempo para aprenderte los guiones, que tienes que llevar de casa aprendidos. El ritmo es alto pero estoy feliz.

—¿Tienen teleprompter?

—¡No, qué va! Ni teleprompter ni pinganillo ni nada. A pelo. Hay que aprendérselo, soltarlo con tus compañeros en un par de ensayos, grabar, y a por la siguiente secuencia.

—Lo bueno es que está acostumbrada, ¿no?

—Sí. Seis hermanas era diaria y Amar es para siempre y SMS también. Nunca me costó ni me agobió. Aprendo rápido los textos.

—«La promesa» recuerda en una primera impresión a Downton Abbey hasta en la música

—Sería una buena comparación porque es una serie magnífica con grandes actores, así que mejor que nos comparen con una referencia de tan alto nivel. Quizás se quede solo en la estética (que ya es mucho pero con Bambú está garantizado), y la trama vaya por otros derroteros. Veremos.

—¿Cómo es su personaje?

—Yo soy Pia Adarre, el ama de llaves del palacio La Promesa, la que se encarga de lidiar y coordinar la convivencia de los de arriba con los de abajo, con los señores y el servicio. Intenta de ser un ama de llaves empática y lograr ese equilibrio en la casa, pero le va a tocar vivir una historia muy dramática, ya que sufre abuso constantes por parte de uno de los miembros de la casa, el barón, que la deja embarazada.

—¿Dónde se graba?

—En El Rincón, el palacete de Tamara Falcó en Ávila, y en un plató enorme en Leganés.

—¿Tanto trabajo le ha impedido disfrutar de la Navidad de Vigo?

—No, porque tuvimos vacaciones, paramos del 23 al 8, como los niños. Desde el 26 ya no me moví de Vigo hasta que vinieron los Reyes Magos. La ciudad estaba espectacular. La gente alucina, y no es para menos.