Luz Iglesias: «Leo unos diez libros al mes y, de vez en cuando, dejo alguno en un banco»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

La economista fue concejala en las primeras elecciones municipales de 1979. Hoy coordina clubes de lectura, lleva las cuentas de la Filarmónica de Vigo y ejerce de activista cultural

14 ene 2023 . Actualizado a las 23:04 h.

Lo primero que hizo Luz Iglesias (Vigo, 1943) cuando el fin del confinamiento alumbró, de nuevo, su libertad individual fue ir a la librería. Es en estos espacios donde siente que la vida da para muchas vidas, y si no que se lo digan a ella. Tras la jubilación, esta economista que fue alumna de José Luis Sampedro dejó atrás las cuentas para otros, para cuadrar una rutina en la que la cultura suma a cada hora. A punto de cumplir 80 años, las clases de escritura se combinan con las de historia del arte, las sesiones de documentales en los Cines Vía Norte, las reuniones de la Sociedad Filarmónica, donde lleva las cuentas, y los clubes de lectura del Casco Vello y de la Asociación de Viudas Demócratas de Vigo. «Tengo la agenda llena, ya quisiera aburrirme, estoy pensando en irme a un balneario dos días para descansar» ironiza. Y en los ratos libres, lee, de forma voraz. «Leo un libro cada tres o cuatro días, unos diez al mes. Ahora mismo mi libro de cabecera es El infinito en un junco, también los históricos».

Aprendió a leer por inmersión, igual que se aprenden los idiomas nativos. En su caso, las letras llegaron a la vez que el lenguaje; sus padres eran profesores de la escuela de San Cibrán de Donas, en Gondomar, donde fue una alumna precoz. «Mi madre me empezó a llevar a la escuela con un año, y me dejaba por allí. Un día, cuando tenía tres años, se dieron cuenta de que sabía leer, sin que nadie me hubiera enseñado. Desde que tengo cinco años recuerdo haber leído siempre todo lo que caía en mis manos».

Ella es mujer de letras pero también de números, algo que se nota en cómo organiza su economía. Iglesias lleva cuenta de los más de mil euros que se gasta cada año en historias que, tras leerlas, le gusta compartir. «Hace 20 años me mudé y deshice mi biblioteca, la repartí entre la aldea y las casas de mis hijos, y ahora otra vez ya no me cabe ni un ejemplar más. Mi piso ya es más biblioteca que casa. Muchos los presto y, de vez en cuando, dejo libros en los bancos de la calle. Al rato, paso y veo que no están. Yo misma soy incapaz de ver libros en la calle y no pararme a ojearlos, el libro puede contarte su propia historia».

Un universo cultural que cobra vida en los clubes de lectura que dirige y en los que participa. Está al frente del de Viudas Demócratas de Vigo y coordina ocasionalmente el de O Casco Vello, en la ciudad olívica. Hay uno más, secreto, que comparte con algunos aficionados a la lectura que conoció en la antigua librería de la Plaza de la Independencia, cerca de donde tenía su despacho. Este universo social entre lo íntimo y lo plural es un ágora que Iglesias propone abrir a las nuevas tecnologías. «Hay que ponérselo fácil a la gente joven, tiene menos horarios y si lo haces online sí que participa».

Raimon, Sampedro y Fraga

A pesar de su interés cultural desde la cuna, esta mujer de formas pausadas no quiso seguir el camino docente de sus padres. Sin embargo, sí atesora los ejemplares que heredó de los maestros, especialmente, la colección de libros del Patronato de las Misiones Pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza. «Mis padres eran católicos y muy comprometidos socialmente. La escuela era el centro del pueblo, junto con el cura. Recuerdo a mi madre maestra poniendo inyecciones a los vecinos». Ahí nació una conciencia social que floreció cuando la alumna aplicada se fue a estudiar a la Facultad de Económicas de Madrid. «Mi último curso fue el concierto contra el franquismo de Raimon. Recuerdo que había policía todos los días en la facultad».

Entre sus profesores figuraban el que fuera ministro de Adolfo Suárez, Enrique Fuentes Quintana, o José María Fernández Pirla, luego presidente del Tribunal de Cuentas. Aunque uno de los que más marcó a esa generación y posteriores fue José Luis Sampedro. «Recuerdo que era la resistencia a la autoridad, como les obligaban a llevar corbata, él llevaba pajarita». Ahí empezó a fraguarse una ideología socialista que Luz Iglesias ejerció cuando decidió presentarse a las elecciones de 1979 en Cuntis por el PSOE, de donde era su padre. Tras los primeros comicios constitucionales, fue la primera mujer concejala socialista de la localidad. «Curiosamente mi primer contacto con la política fue con Fraga. Vino a dar una conferencia en la facultad, recién nombrado Ministro de Información, los alumnos se la boicotearon».

Aunque podría pasarse el día contando batallitas a su nieta, Luz Iglesias prefiere predicar con el ejemplo. Se lleva a la niña de siete años de compras, pero a las librerías. «La llevo al cine, al teatro, a talleres y a exposiciones. En mi nevera tengo imanes de los cuadros más conocidos de la historia del arte y ya se los sabe todos». Una alumna aventajada como también lo fue su abuela.

Su canción favorita

«Como tú», de Paco Ibáñez. «Me gustan los poemas de León Felipe y me gusta el mensaje que tiene esta canción. No hay que ser una gran cosa, simplemente una piedra pequeña también aporta a la vida. Casi todos somos piedras pequeñas que podemos centellear en algún momento o defender unos derechos».