Desplome en la histórica fortaleza de Valença: «500 años con guerras incluidas y fue a caer por la lluvia»

Monica Torres
Mónica Torres VALENÇA

VIGO

Oscar Vázquez

Vecinos y turistas advierten de que si el comercio no hubiera estado cerrado «podría haber habido una tragedia porque es una zona muy frecuentada por niños y mayores». Se han perdido 1.000 metros cuadrados de la muralla del siglo XVII, y los residentes creen que puede ser un aviso

05 ene 2023 . Actualizado a las 01:06 h.

El temporal ha dejado una herida abierta en el corazón de Valença. Todos los municipios de la raia luso galaica han sufrido cuantiosos daños como consecuencia de las escorrentías y riadas con las que arrancó el 2023, pero las miradas están puestas en la fortaleza valenciana, donde un derrumbamiento sin precedentes ha transformado la imagen que refleja este tramo internacional del Miño.

Esta residente, que nació a escasos metros de donde la tierra se abrió el domingo tragándose 1.000 metros cuadrados del paño que durante cinco siglos mantuvo intacta la imagen de la ciudad fortificada, no oculta su «tremenda tristeza». Considera que lo que pasó el domingo es un aviso para las autoridades. «Hay muchos puntos de la muralla en los que hay piedras sueltas o faltan algunos sillares. Esto que ha pasado es un aviso de los que puede pasar en cualquier otro punto de la fortaleza y es urgente arreglar este tramo cuanto antes y hacer los sondeos técnicos necesarios para conocer el estado real de todo el perímetro y actuar en consecuencia», advierte Cristina Neves. Ahora regenta un negocio de ropa de casa en el Largo Veríssimo de Morais, justo frente a donde se produjo el derrumbe, pero por esas piedras en las que se escribió una historia común entre Galicia y Portugal, Cristina aprendió a andar. «De pequeña ya jugábamos por encima de la muralla, justo por donde cayó y así crecimos sobre sus pilares. Es una tristeza infinita y ahora sí que tenemos mucha preocupación porque, si la lluvia pudo tirar con esta parte, qué pasaría con un terremoto o una gran tormenta», se pregunta.

El semblante de los valencianos que viven o trabajan en el mayor centro comercial del norte luso, donde más del 60 % de sus visitantes son gallegos, parece mimetizarse con la fisura de su fortaleza. Desde Tui es perfectamente visible la brecha de tierra que ha quedado al descubierto e, intramuros, toda la actividad se dirige hacia esta zona de A Coroada en la que también se escribió algún capítulo de la Guerra de la Restauración.

El desplome aún pudo tener consecuencias más graves. «Solo cerramos tres domingos al año. Si el derrumbamiento hubiera sido cualquier otro, pudo ser una tragedia porque en esa zona siempre hay niños jugando; fue un milagro», advierte João Araúxo en la zona del siniestro. Hasta los turistas dirigen sus miradas y fotos hacia la zona precintada y los lugareños han de advertir a numerosas personas de que se alejen del perímetro de seguridad porque no pocos se lo saltan para grabar vídeos y fotos, pese a que las autoridades advirtieron desde el primer momento que toda la zona estaba muy inestable.

Se desconocen aún las causas exactas del derrumbamiento aunque la acumulación de agua, de unos 188,2 litros por metro cuadrado, según los registros de la estación meteorológica del aeródromo de Cerdal, en Valença, parecen haber desatado el colapso. Aún así, tanto el gobierno local como los servicios de emergencias piden precaución y trabajan, en coordinación con Lisboa, en un examen exhaustivo del estado real de la fortaleza que permita establecer un diagnóstico objetivo y definir las actuaciones que se han de llevar a cabo.

«Es un dolor indescriptible porque esta fortaleza es nuestro corazón, pero pudo ser una tragedia si llega a ser cualquier otro domingo, porque es una zona que siempre está llena de niños y mayores», advierte Feli Mina.

Esta valenciana, que nació hace 80 años dentro del recinto fortificado y que vendió su casa justo antes de la pandemia, mostraba ayer su desazón por lo ocurrido, consolándose, como todos, con que no haya que lamentar daños personales.

El mismo lunes, tras la visita de la ministra de Cohesión, Ana Abrunhosa, los servicios de emergencias llevaron a cabo las labores de drenaje y ayer utilizaron los túneles subterráneos construidos hace trece años para continuar evaluando los daños, explicó a La Voz, el responsable del servicio de Protección Civil, Eduardo Afonso. El alcalde, José Manuel Vaz Carpinteira, estima que esta misma semana pueden contra ya con varios presupuestos sobre la mesa para valorar la reposición del tramo de muralla caída, pero es consciente de la envergadura del proyecto que su gobierno ha de liderar.