Ya no quedan mesas en los restaurantes de Vigo para cenas de empresa los fines de semana

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Las reservas en el centro de la ciudad migran a días laborables por falta de fechas

09 dic 2022 . Actualizado a las 01:19 h.

El mes de diciembre ha salido tan chapucero para el descanso como para la fiesta. Un año con Nochevieja en sábado, Navidad en domingo, lo mismo en Nochevieja y Año Nuevo, y solo dos fines de semana (y uno de ellos, en el puente de la Constitución) lo ha desbaratado todo. Ejecutar con xeito las celebraciones de empresa ha convertido la agenda de los organizadores y de los restaurantes en un encaje de bolillos, un quebradero de cabeza que solo tiene una salida: mover las fechas de estos eventos a días laborables.

El viernes 16 y el sábado 17 de diciembre son las dos jornadas más codiciadas por las plantillas que aspiraban a compartir con sus compañeros de vida laboral, unas horas de colegueo en un ambiente más distendido que el de la oficina. Solo unos pocos, los más previsores, han conseguido mesa para sendos días. Y a día de hoy ya es prácticamente imposible conseguir un hueco (grande) para este fin. «Llevamos semanas recibiendo llamadas pidiendo mesas para ese fin de semana, pero hace tiempo que hemos cubierto el cupo», reconoce Omar Fares, que es el gerente de cuatro conocidos locales de la ciudad, La Trastienda del Cuatro, los italianos Nero de la Alameda y Bouzas, y La Central en la plaza de la Constitución.

Lo mismo ocurre en The Othilio Bar. En el local de los hermanos Carlos y Pablo Rodal ya no hay sitio ni para este fin de semana ni para el siguiente. «Nos queda alguna mesa pequeña entre semana», confirma Pablo. En el bar Chavolas, en pleno Casco Vello, también tienen el cupo cubierto, aunque disponen de algunos huecos para comidas y cenas de lunes a jueves. «La gente se adapta porque es lo que hay», sentencia Alberto Cabaleiro. En La Contenta, en el mismo barrio, «tenemos los viernes de diciembre copados por las celebraciones de empresa. Para grupos de amigos, es decir, para grupos más pequeños, de no más de diez personas, aún podemos apañar algo», asegura Sergio Argibay.

José Magaz, responsable del Asador Soriano, constata la buena marcha de las reservas de este tipo. «Mucho mejor que las del año pasado, que con los flecos de la pandemia, no logramos recuperar el ritmo habitual para estas fechas», reconoce el hostelero. En el restaurante Picadillo, su responsable, Mauricio, las reservas van en la misma línea respecto al fin de semana del 16 y el 17, pero con plazas abiertas para la última oportunidad que pocos eligen, el viernes, 23. «Ya está demasiado encima de la cena de Nochebuena y eso hace que sea un día descartado por la gran mayoría». Los que optan por este día son los menos, pero también los hay. «Un encuentro laboral no tiene por qué acabar en desfase», opina Manuel, camarero de un local vigués que ha sido testigo de tantas comilonas que ha visto de todo, «en un sentido, y en el otro», observa.

Omar Fares apunta que el mes de diciembre, en general, ha tenido mucho tirón. «El encendido de las luces de Navidad están marcando el inicio de la temporada alta, y como eso ocurre en noviembre, a partir de ahí ya sube mucho la actividad», admite el empresario. «Nuestra primera reserva para una cena de empresa fue el 19 de noviembre, el mismo sábado que tuvo lugar la ceremonia del encendido», destaca el profesional, que cuenta que en cambio la de ellos la dejan para mediados de enero. El aluvión de turistas también ha contribuido al éxito de la temporada alta de los hosteleros, que en el entorno del kilómetro cero de la iluminación navideña, han registrado puntuales picos de afluencia. «No tanto como se dice traemos grupos en autobús, hacen el recorrido y los recogemos», asegura el conductor de uno de ellos.

El sector se congratula por la buena marcha de las reservas tras «años muy malos»

El presidente de la Federación Provincial de Hosteleros (Feprohos), César Ballesteros, confirma la buena marcha de la campaña que «ha dado una tregua al sector tras unos años muy malos debido a la pandemia», ya que aunque las restricciones desaparecieron, el miedo no se fue tan pronto como ellas y las ganas de salir se contuvieron. Ahora, la normalidad ha vuelto y los vigueses regresan a los restaurantes.

No solo las cenas de empresa redondean las cajas de los restaurantes en el mes de diciembre. Los encuentros ante mesa y mantel de los que regresan a sus ciudades de origen en estas fechas también dan aire a los profesionales de un sector especialmente tocado y en no pocos casos, hundido, sin poder sobreponerse a tantos meses de pérdidas.

A las ganas de retomar tradiciones perdidas se suman la de quienes llegan a la cena de Nochebuena tras una larga jornada de celebración de bar en bar. La plaza de la Colegiata y A Pedra, hasta la plaza de la Constitución, son un hervidero de gente desde la hora del vermú del 24 de diciembre hasta que los trabajadores de los bares ya bajan la verja para irse a sus casas.

La costumbre de salir a comer el día de Navidad tiene cada vez más seguidores, pero las opciones en Vigo son escasas y más este año, al caer en domingo. Clásicos como el asador Soriano sí dan servicio ese día. A pesar de tener capacidad para cerca de 150 comensales, ya tienen prácticamente completo el cupo para la comida de ese día. Otro de los que cobijan a los que desean pasar ese día especial apagando la cocina de casa es otro asador. En este caso, Los Abetos, en la localidad de Nigrán.