«Pagaremos caro en gasto sanitario el pescado que estamos dejando de comer»

VIGO

Oscar Vázquez

Javier Touza, presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo, asegura que la flota gallega pierde al día 200.000 euros por el nuevo veto de la UE

06 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

 Instintivamente clava la mirada en algún punto del mar al que semeja querer llegar concatenando argumentos con los que, pese a su sonrisa, transmite una intensa preocupación por la ola económica que asegura nos viene encima, por los problemas sociales que intuyese se dispararán, y por las alertas medioambientales que constata que el planeta no deja de emitir. «Hay un desplazamiento de la biomasa del pescado de zonas tropicales hacia otras más frías y hay países en desarrollo que se están quedando sin pescado. Y entonces, ¿de qué van a vivir? Ya hay merluza en el Báltico y anchoa en Irlanda», dice abriendo los ojos todo lo que le dan de sí a Javier Touza Touza (Pontevedra, 1960), presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo desde hace trece años.

Nació en Galicia porque su madre, marinense, prefirió hacerlo cerca de sus raíces en lugar de en Bata, la ciudad más poblada de Guinea Ecuatorial en la que la familia se había asentado desde que su padre emigró a los 18 años a la entonces colonia española. La independencia del país acabó con la experiencia africana de los Touza y su patrimonio. «Los ocho años que pasé allí me marcaron mucho, soy un enamorado enorme de África y allí he tenido grandes vivencias. Estoy convencido de que el futuro del mundo está en África, por materias primas y donde hay más gente joven», advierte desde la experiencia de haber recorrido mucho más de medio mundo y conocido muchos más países de los que familias enteras podrían haber tocado en varias vidas. «Soy un eterno viajero y si viajas, vives más, eres mucho más receptivo a otras formas de pensar».

Aboga por la mezcla étnica como remedio a la intransigencia, y se pone como ejemplo: familia gallega criada en África, casado con una andaluza y con una hija china. Pero esa apertura no la ve en la sociedad, en general. «Lo peor está por venir», avisa aludiendo a «cisnes negros» que ve volando por mercados y continentes. «Ahora cualquier cosa puede pasar», asevera tras considerar que todo empezó a torcerse desde los atentados de las torres gemelas, revés al que encadena el brexit, la pandemia, la guerra en Ucrania... «La cotización internacional de los alimentos está dando avisos y los países en desarrollo ya están teniendo problemas. Va a haber enormes tensiones sociales agravadas por los impactos del cambio climático», acuña para el futuro en modo de advertencia.

Analiza el mundo y el sector pesquero como si diese fe. De hecho, su intención era ser notario y para eso se había preparado, pero una crisis en la empresa armadora Chymar, fundada por su bisabuela, le puso viendo al mar. Los buques Hermanos Touza y Golden Chicha, el apelativo de su madre, son los referentes de la empresa centrada en la pesca de calamar.

Sin apoyo a la renovación

«Ni un solo euro de los fondos europeos extraordinarios para renovar la flota, para hacer barcos más sostenibles, para adaptarlos a la incorporación de la mujer al mar», se queja Touza ejemplificando la falta de apoyo que estima da España a la pesca. «Está habiendo un tráfico de exportación de pescado enorme hacia China. Allí se consume por persona el doble de la proteína marina que en Europa. Relacionan ese consumo con el crecimiento de estatus social. Aquí, en cambio, cada vez se consume menos. Es un suicidio total, y ya pagaremos, y caro, en gasto sanitario el pescado que estamos dejando de comer», lanza otro aviso con la mirada de nuevo clavada en el mar, mientras asegura no comprender como Europa ha pasado a necesitar importar el 70 % de los quince millones de toneladas de pescado que precisa para alimentarse y manufacturar. «Solo producimos ya cinco toneladas», recalca para advertir que también en pescado, como en circuitos conductores, o mascarillas, Europa cada vez es menos autónoma y más dependiente de terceros.

A todo ello Touza suma la última decisión de la Unión Europea de cerrar 87 áreas a la pesca de profundidad. «Si la pesca con anzuelo se considera perjudicial para los fondos marinos, no se podría salvar ninguna arte de pesca», mantiene, mientras incide en que no ve aún una acción decisiva de España para hacer frente al veto comunitario.

El primer balance de los 25 primeros días de veda son «malas no, malísimas. La flotas gallega está teniendo una reducción de ingresos de 200.000 euros al día», asegura el presidente de los armadores vigueses, que ve que muchas empresas no podrán hacer frente a la pérdida de ingresos y un mayor gasto en gasoil, «un 300 %% más de lo que pagábamos hace dos años en combustible. No salen los números», continúa contando sus cisnes negros que dice dejarán un reguero «brutal» en los municipios pesqueros de Galicia. Touza echa de menos que no haya presencia española en primera ni segunda línea de decisión pesquera en Bruselas, pese a ser líder europeo del sector. «En esto el voto de España cuenta lo mismo que el de Austria, nada más».

Álbum familiar

EN DETALLE

-¿Cuál fue su primer trabajo?

-En 1992 dejé mi preparación para notarías por una crisis en la armadora que fundó mi bisabuela. Hoy la empresa sigue con el mismo carácter familiar y abriéndose al sector inmobiliario y la ferretería naval.

-¿A qué causa se entregaría?

-A la que ya me entrego, a Fundamar, una fundación de empresarios y sindicatos para impulsar a la mujer en el sector del mar.