La auténtica comida indonesia aterriza en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

La javanesa April Kristianti cocina recetas tradicionales en el Harum Manis, el primer restaurante del país asiático que abre en Galicia

01 nov 2022 . Actualizado a las 00:35 h.

Del rollito de primavera al sushi, del pan bao al ramen, del arroz con curry a los tallarines al wok, de los bocatas banh mi, al pollo tandoori. Y ahora, del sate tempeh, al nasi goreng, dos de los exóticos platos típicos de Indonesia, que junto a muchos otros más, llegan a Vigo de la mano de la javanesa Aprilia Ani Kristianti.

Ella, que es la experta cocinera, fue la que arrastró a su pareja, el nigranés Andrés Carrera, a iniciar una aventura en hostelería que ya es una realidad desde hace un par de meses bajo el nombre de Harum Manis en la calle Gregorio Espino, 15 del barrio de A Doblada (aunque a unos pasos del cruce con la peatonal de O Calvario en Urzaiz) con una nueva propuesta asiática que está conquistando paladares a gran velocidad. «Estamos muy contentos porque la gente viene a conocernos, se van contentos y repiten», cuentan.

La cocina indonesia no se ha popularizado tanto en Europa como otras, pero quizás eso es lo interesante, ya que llega en estado puro y sin franquicias que uniformicen recetas adaptadas al gusto al que está acostumbrado el receptor. April, que es como se hace llamar la emprendedora nacida en la isla de Java, cocina desde que era una niña. Con 3 años ya echaba una mano. Al ser la mayor de varios hermanos, como ocurre en muchas otras culturas, tuvo que hacerse cargo de preparar la comida levantándose de madrugada, antes de ir a clase, ya que sus padres se iban a trabajar aún más temprano. Y a pesar de todo aquel ajetreo matinal que llevaba, era una de las mejores de su clase, relata su marido, que sabe que tiene una joya en casa capaz de haberle arrastrado al sector de la hostelería con determinación y seguridad. «Tuvo una infancia muy dura y no se rinde nunca», asegura. «Ella es así, como Indonesia, un país de emprendedores que no se arredran y si no les va como habían pensado, pues empiezan otra cosa y no se paran. Yo soy lo opuesto. No dejo de darle vueltas a todo», reconoce. Lo que no le costó fue decidirse a compartir su vida con la que es su esposa desde hace ocho años y madre de sus dos hijos.

April y Andrés, que llevaba una década trabajando en Barcelona en el departamento de atención al cliente de una multinacional, se conocieron por internet en el 2013. «Y al año siguiente nos casamos. Bueno, en realidad tuvimos que hacer tres ceremonias nupciales. Aquella primera vez, otra con un rito tradicional en Java y otra más, la legal, en el 2015 en la embajada», repasa el nigranés, que recuerda aquella aventura en la que su madre se subió a más aviones que en toda su vida.

En Harum Manis, que significa Huele rico (harum) y dulce (manis), es obviamente Aprilia la que está al frente de los fogones. Su escuela es la tradición, ya que aprendió a cocinar al lado de su abuela y de su madre, pero no se paró ahí. La intrépida mujer estudió el equivalente a la carrera de Comunicación Audiovisual en su país, trabajó de creativa en uno de los canales de la televisión nacional y siempre le tiró el arte culinario, llegando a tener incluso su propio canal en YouTube. Llegó a ser asesora del Master Chef indonesio, donde según confiesa su marido, «tenía que ayudar a veces a los concursantes a hacer sus platos porque no tenían ni idea».

Ya en Barcelona, estuvieron años dándole vueltas a la idea de montar allí un restaurante indonesio aunque ya había uno. Pero llegó la pandemia y como Andrés teletrabajaba desde casa, decidieron probar suerte y regresar a Galicia con ese proyecto apostando por Vigo. En ese proceso tuvo bastante que ver el dueño del Rokuseki, premiado restaurante japonés por la alta calidad de su producto, la carne wagyu. Su gestor, Felipe Fernández, les animó a lanzarse. No fue al azar. «Casualidades de la vida, él y yo nos conocemos desde la universidad. Hicimos juntos la carrera de Magisterio por Educación Física, nos perdimos la pista y nos reencontramos hace poco de chiripa».

Para hablar de la comida indonesia lo mejor es probarla, pero como adelanto, April da algunas claves con productos representativos, como el tempeh, que es una pasta de soja fermentada que proporciona proteínas. «Allí no tienen tradición de comer tanta carne y eso lo sustituye», apunta Carrera. También menciona el sate, brocheta que lleva una salsa de cacahuete muy característica de esta gastronomía (en contraposición con la tailandesa, que usa más la leche de coco) o el arroz frito (nasi goreng), que es el plato nacional. Algunos productos, como las guindillas que se traen desde Asia, (es un tipo de comida bastante picante) los cultivan en la huerta que los padres de Andrés tienen en Gondomar.