El regreso de los rescatadores del Ave del Mar

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Hemeroteca: Dos protagonistas de la búsqueda de los tesoros de Rande en 1956 volvieron con ocasión del tercer centenario de la batalla naval, en el 2002. Moaña les agradeció su ayuda para encontrar a los fallecidos del naufragio del pesquero en aguas de las Cíes

25 oct 2022 . Actualizado a las 04:47 h.

«No encontramos nada de plata, pero nos llevamos en nuestros corazones la amistad de los gallegos, que tan bien nos acogieron entonces», reconocía John Potter, el 22 de octubre del 2002, cuando regresó a Vigo cuarenta años después de dirigir la última campaña privada de rescate de los galeones de Rande. Él y su compañero Owen Lee estuvieron entonces en la ciudad para participar en los actos del tercer centenario de la batalla de Rande, que se conmemoró en el Museo do Mar de Vigo con una gran exposición.

Esa amistad a la que aludía el cazatesoros norteamericano fue especialmente grande en Moaña, debido a la participación de todo el equipo de buceadores en la búsqueda de los cadáveres de los marineros fallecidos en el naufragio del Ave del Mar en noviembre de 1956. Aquel pesquero se hundió en las inmediaciones de las islas Cíes con 26 tripulantes a bordo. No sobrevivió ninguno. En las horas siguientes al naufragio solo aparecieron los cadáveres de dos marineros. La ayuda de los buzos norteamericanos y franceses que buscaban el tesoro de los galeones hundidos en Rande y en el entorno de las Cíes, capitaneados por John Potter, fue determinante para encontrar otros 22 cuerpos en las siguiente semanas. Hasta el 30 de noviembre no se dio por concluida la búsqueda oficial. Dos cuerpos no aparecieron jamás, uno era el de un chaval de 14 años que trabajaba en el barco con su padre, y otro, José Pérez Rodríguez, el patrón y armador de la embarcación, que tenía 36 años.

María Lema

En octubre del 2002, la corporación de Moaña aprovechó la presencia en Vigo de John Potter y Owen Lee para invitarlos a visitar el municipio y agradecerles su trabajo en la búsqueda de los 26 marineros de Moaña fallecidos en el naufragio del Ave del Mar. Potter y Lee se mostraron emocionados. El primero no pudo evitar las lágrimas cuando una vecina, familiar de uno de los náufragos, se acercó a el y le besó la mano. A la recepción ofrecida por el alcalde asistieron, además de los corporativos, familiares de los marineros del Ave del Mar, que entregaron a Potter la maqueta de un barco en agradecimiento a su labor. El alcalde de entonces, Javier Barreiro, les regaló sendas placas conmemorativas.

El equipo de John Potter renunció, cuando se requirió su ayuda en la búsqueda y rescate de los cadáveres, a las dos mil pesetas que les ofrecían los familiares de las víctimas por el rescate de cada uno de los cadáveres. Además, prolongaron la búsqueda durante varias días. 

A Rianxeira

Pero al margen de ese luctuoso incidente, la presencia de la expedición de Potter a mediados de los años cincuenta del pasado siglo fraguó una relación duradera con muchas personas, especialmente del mundo marinero, y generó un rosario de anécdotas. «Recuerdo las noches de los sábados, cuando acudíamos a las tascas de Baiona a beber vino del país con nuestros amigos marineros y cantábamos la tonadilla marinera A Virxe de Guadalupe y otras canciones gallegas», señala Potter en la introducción de su libro En busca del tesoro de la ría de Vigo.

La presencia en Vigo de aquellos excéntricos extranjeros no pasó desapercibida para la población local. Se movían en un jeep _aunque después cambiaron a un no menos espectacular Mercedes_ y utilizaron las primeras escafandras autónomas de inmersión, hecho que sirvió para que una comparsa estudiantil intentara imitarles durante un carnaval en la ciudad.

Aunque al principio, la expedición mantuvo en Rande todas sus actividades, acabaron por centrar sus esfuerzos en el entorno de Cíes, tras la pista del Santo Cristo de Maracaibo. Incluso, la revista Life mandó a Vigo a un redactor para realizar un reportaje de la operación. John Potter había vendido los derechos de información del rescate a la revista norteamericana y el periodista estadounidense pudo realizar su trabajo desde la misma embarcación en la que se desplazaban hasta las Cíes los miembros del equipo de búsqueda.

Hace veinte años, John Potter y Owen Lee participaron en Vigo en los actos de homenaje a los caídos en el combate de Rande, en 1702. Fueron recibidos por el alcalde Lois Pérez Castrillo, y formaron parte de las personas que embarcaron en la fragata francesa desde donde se lanzaron al mar coronas de flores en recuerdo de los muertos en la batalla de 1702.

La plata que buscaban no apareció, a pesar de que desde Radio Pirenaica se afirmaba que había sacado en secreto el tesoro de España. Sí rescataron cañones y algunos objetos más, pero monedas solo una. Por eso, cuando John Potter estuvo en Vigo en el 2002 se permitió bromear con el origen de toda aquella búsqueda: la lectura de un libro que relataba que la ría viguesa albergaba uno de los mayores tesoros procedentes del Nuevo Mundo. «Si encuentro al autor del libro, lo mato», bromeó Potter hace 20 años.