Probablemente, el peor banco del mundo está en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El Concello inauguró el espacio como mirador detrás de la fachada de la antigua estación en Urzaiz y sus usuarios, sentados, solo ven la pared

17 oct 2022 . Actualizado a las 23:27 h.

El peor banco del mundo está, posiblemente, en pleno centro de Vigo. Es uno de los tres que forman parte de la parte trasera de la fachada de la antigua estación de trenes, en el tramo de Urzaiz conocido por los vigueses como el muro de la estación.

El Concello de Vigo inauguró este espacio en diciembre del año pasado como mirador, pero es raro ver a alguien allí sentado, porque no se ve nada en más de la mitad de sus asientos. El espectador sentado en la parte central de la terraza que tiene cuatro metros de ancho solo alcanza a ver ante sus ojos un enorme muro de piedra. Si se levanta, contempla el mastodóntico complejo comercial y un trocito de la Ría de Vigo. El constante olor a orines también desanima a locales y visitantes a quedarse en ese balcón desde el que atisbar con arrobo otro templo del consumo a lo grande, que es lo que mejor se ve, además de las casas ruinosas que jalonan la rotonda, la estación de autobuses que no funciona, las grúas del puerto y A Guía al fondo.

Tratando de recomponer y desfacer el entuerto después de estar arrumbadas durante décadas en la estación de Chapela, las piedras de la vieja estación, que fueron desmontadas una a una, han sido recuperadas en una especie de juego de Tetris con las piezas auténticas que quedaban, y otras falsas, en un muro sin sentido pegado a otro muro al que dándole profundidad podrían haber convertido en escenario o en algo más que otro urinario público.

En su inauguración, las autoridades municipales destacaron que la fachada contaba con iluminación propia, pero un año más tarde sigue sin funcionar. La antigua fachada de la Estación de Ferrocarril se inauguró a finales del siglo XIX y fue sustituida en 1987 por otra más moderna, con la que convivió cerca de diez años mientras se decidía cuál iba a ser el uso del edificio de la antigua estación, planteando entre otras posibilidades la instalación del Conservatorio Profesional de Música de Vigo. La estación fue a su vez fue reemplazada por otra provisional, que se tiró para ser asumida dentro del complejo comercial Vialia, a 15 metros bajo el suelo en la planta sótano, perdida entre decenas de reclamos.

Si bien es cierto que en Vigo hay más bancos que nunca y que el alcalde, Abel Caballero, es un generoso ponedor y reponedor de estos muebles urbanos para el descanso allá donde se soliciten, a veces se colocan en lugares u orientaciones poco meditadas. No solo ocurre en el ámbito municipal. El caso más flagrante lo protagonizó hace unos meses el Puerto de Vigo en la reforma de la avenida de Beiramar, colocando los bancos ¡de espaldas al mar!. Afortunadamente, el organismo que regula la fachada y el tráfico marítimo, rectificó su error y los usuarios ya no han de sentarse con vistas al endemoniado tráfico de ese vial.