«Si vuelvo a recibir una factura de luz de mil euros, cierro el negocio»

Monica Torres
MÓNICA TORRES GONDOMAR / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Empresarios de Gondomar se declaran asfixiados tras multiplicarse hasta por cinco los recibos mensuales

21 ene 2023 . Actualizado a las 18:14 h.
«Si vuelvo a recibir una factura de la luz de mil euros, voy a tener que cerrar el negocio», advierte Rosario Fernández Misa.

Lleva 17 años al frente del obrador Keik Gondomar y ha pasado de una factura de 214 euros en marzo, a 744 en agosto y 1.184 en septiembre. «No lo entiendo, no tiene explicación porque, además, he bajado el consumo», explica esta empresaria que ha recurrido estas dos últimas facturas y se ha cambiado de compañía tras años pagando entre 230 y 250 euros al mes.

«Ni cuando tenía el aire acondicionado todo el verano se disparaba así la factura», indica Rosario Fernández. La compañía no ha contestado siquiera a sus reclamaciones, pero le ha mandado un requerimiento advirtiéndole de que, si no paga, acudirán al juzgado. «Tenía una empleada y tuve que reducirle el horario para poder pagar la luz. Cambié todo a led, saqué neveras e incluso cambié el horario para gastar menos, pero ni así», lamenta. «Antes cerraba a las 21.30 horas, pero ahora, si no hay nadie a las 20.00, ya echo el cierre porque me cuesta más la luz que los cafés que pueda servir después. No puedo ni quiero estar aquí dieciséis horas solo para pagar impuestos y llevarme a casa el cansancio», indica profundamente molesta por un desfase que considera «inasumible».

«Cuando vi el último cargo de 1.558,26 euros en el banco por la luz, entré en shock. Hasta ahora el recibo más caro fue el del año pasado y era de 462 euros», apunta Paulino Pereira Cambra.

Este veterano empresario, que lleva 35 años al frente de la cafetería Alameda, advierte que están «asfixiados y sin saber qué hacer». En el caso de Paulino, las facturas son bimestrales, pero el coste por el mismo servicio se ha triplicado. También se ha cambiado de compañía estos días y recomienda a todos que «escuchen todas las ofertas».

Ambos recortan gastos, pero a ninguno le salen las cuentas. «Antes lavaba loza según iba saliendo, ahora hay que amontonar hasta llenar la cesta y apagar el lavavajillas al apagar. También cambié la cafetera por otra de menos consumo», explica Paulino Pereira. Ha plastificado las facturas para poder enseñárselas a sus clientes para argumentar por qué ha tenido que subir los precios. «A principios de año un café solo costaba 1,10 y ahora 1,20. Me vi obligado para sobrevivir», señala. También tuvo que recortar en los pinchos porque para ofrecer empanada o bizcocho casero hay que sumar el gasto del horno y las materias primas. «Prefiero poner pinchos más baratos que tener que despedir a nadie», sostiene este empresario que, como Rosario Fernández, confía en que la competencia entre las eléctricas se note en los próximos recibos tras haberse cambiado de compañía.

Lo peor es la luz, pero en el obrador suman otras subidas de un 20 %. «La docena de huevos pasó de un euro a 1,70; el azúcar, de 70 a 90 céntimos; y el saco de harina, de 15 a 40 euros», resalta.