Alejandro Ros, disfrute y sacrificio en el agua a los 64

M. V. F. VIGO

VIGO

CEDIDA

El nadador vigués será el más veterano de los que tomen la salida en la primera cita de la Triple Corona Illas Atlánticas

10 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alejando Ros Rosillo, nacido en Madrid en 1958 pero vigués de adopción —lleva más de 30 años en la ciudad—, será el nadador más longevo de los que tomen la salida hoy en la primera cita de la Triple Corona Illas Atlánticas. «Por un lado, pensar que eres el más veterano produce satisfacción, pero por otro, ves que ya estás en primera línea, que no queda nadie mayor que tú», explica este experimentado deportista que lleva nadando en mar 14 años y que antes había practicado otras disciplinas.

Tiene experiencia en fútbol, baloncesto o atletismo —«llegué a correr la maratón de Madrid cuatro años seguidos»—, pero hizo un parón cuando se casó y tuvo a sus hijos. «Era complicado compaginarlo, pero cuando me fui organizando otra vez, me decidí por la piscina», recuerda. Fue una apuesta guiada en principio por el hecho de no poder hacer deporte al aire libre en ocasiones debido a la lluvia. «La natación es muy socorrida y me venía bien para la espalda», dice.

Enseguida pudo comprobar que casi todo eran ventajas: «Se me pasaban los dolores y el mal humor. Tiene muchos beneficios», constata. Comenzó con un monitor, como parte de un grupo máster, y la competición fue el siguiente paso a medida que progresaba. «Vas mejorando y corrigiendo, que es fundamental en este deporte», sostiene. Y lo desgrana hablando de que perfeccionar detalles como la entrada de la mano en el agua, la coordinación o los giros son claves para minimizar el cansancio y multiplicar la eficacia.

Las travesías le servían y le sirven para explotar una de sus cualidades: el fondo. «Es clave saber dosificar, buscar un ritmo cómodo y guardar energías», plantea. Porque asegura con conocimiento de causa, porque ya ha participado otras veces, que esta prueba es «muy duda». «Es importante tener un objetivo y una motivación. Es la manera de ir sacrificándote. Hay muchos ratos que lo pasas bien, pero en un recorrido tan largo, también hay sufrimiento y la cabeza ahí es muy importante», reconoce. En su caso, la meta que se marca es simple: nada de tiempos, únicamente «llegar».

Entre lo que más le tira de estas grandes citas está «hacer deporte en medio de la naturaleza, en un entorno paradisíaco que es un lujo». También disfrutar al terminar con la gente con la que comparte esta pasión. A la pregunta de si se ve con cuerda para rato responde que «nunca se sabe». «La vida da vueltas. Físicamente, me mantengo bien, con mis achaques. Me han precedido nadadores muy buenos que ya no continúan». Él, de momento, sigue disfrutando y sufriendo travesía a travesía.