Albo echa el candado en Vigo tras 105 años

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Los responsables de la conservera están retirando la maquinaria de las instalaciones de Beiramar, donde ya no trabajan las empleadas. Ultiman su desembarco en Salvaterra

02 sep 2022 . Actualizado a las 00:14 h.

Vigo despide la actividad industrial de una de sus firmas conserveras más emblemáticas. Adiós, Hijos de Carlos Albo. La empresa de enlatado de productos del mar ya está retirando toda la maquinaria de sus instalaciones en Jacinto Benavente y liquidando su presencia en esta ciudad, donde han hecho historia en el sector mar-industria, proyectándose en cinco continentes, tras más de un siglo de historia. El candado ya está echado para que Albo escriba un nuevo capítulo a 40 kilómetros, en Salvaterra de Miño, donde congregará a toda su plantilla de Vigo y de A Mariña lucense. Será la primera planta a estrenar por parte de la nueva propiedad, la compañía china Shanghai Keichuang -cotiza en la bolsa de valores Shanghái-, que se hizo con la conservera en el 2016.

Las 135 trabajadoras que elaboraron las últimas conservas de Albo en Vigo ya no volverán por Jacinto Benavente. Se despidieron de las instalaciones de Beiramar el 12 de agosto y tras alcanzar un acuerdo interno con la dirección de la empresa con más días de vacaciones. Estos días, camiones y furgonetas cargan maquinaria en desuso y equipos empleados para enlatar y transportar conservas de bonito, atún claro, sardinillas, pulpo o calamar. Es la actividad que resta en la fábrica histórica de la firma, construida en 1940, y que la Xunta aboga por conservar íntegramente. El segundo edificio de la empresa (Jacinto Benavente, 39) todavía tiene su fachada decorada con los rótulos de la firma.

La actividad oficial de Albo en Salvaterra comenzará el próximo 17 de octubre. Las empleadas de Celeiro y Vigo, y quienes vengan, trabajarán sobre una parcela de más de 63.000 metros cuadrados que la conservera explotará durante al menos treinta años de compromiso. Un primer autobús organizado por la empresa recogerá a las empleadas a eso de las cinco de la mañana en Beiramar y hará un recorrido por la ciudad para llevarlas hasta su nuevo centro de enlatado.

Así comenzará un nuevo episodio de esta industria alimentaria en el interior de Galicia, a decenas de kilómetros del mar, donde tradicionalmente se han asentado todos los actores del sector, más allá de las conservas: pesca, transformación y procesamiento de pescado, frigoríficos... El Consorcio de la Zona Franca, de hecho, avanzó hace tres meses que Salvaterra podría convertirse «en un hub de la pesca». Al parecer, ya están analizando proyectos en fase avanzada para que otra empresa de productos del mar se instale allí.

Albo alcanzó un acuerdo con la plantilla de Vigo el pasado junio. El pacto incluyó un plus económico de 110 euros para las empleadas que paliase el sobrecoste económico del desplazamiento o autobuses a precio reducido hasta la nueva planta. Otra condición fue la conversión de 28 empleadas en trabajadoras de primera categoría (ocupando las plazas de otras compañeras prejubiladas) a las que se les dota de mejores condiciones de contrato.

En el caso de las trabajadoras de A Mariña, las operarias deben decidir individualmente si aceptan la movilidad geográfica propuesta por Albo, mudándose a 271 kilómetros de distancia, o bien las indemnizaciones por la pérdida de su empleo.

La firma conservera, de origen cántabro, consolidó su presencia en Vigo en 1929, cuando trasladaron toda su actividad de administración y oficinas centrales hasta esta ciudad, compromiso que se mantiene hoy en día. Desde entonces, la empresa ha experimentado un fuerte crecimiento. Actualmente, sus redes comerciales están presentes en casi una treintena de países y alcanza los cinco continentes.

En el 2020, la facturación del grupo fue de 89 millones de euros, con casi tres de beneficios. En Salvaterra, donde desplegarán su nuevo plan estratégico logístico, la empresa aspira a procesar hasta cien toneladas de pescado diarias y cien millones de latas al año.