La prueba del algodón flojea en el Puerto de Vigo

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

cedida

Los rellenos para ganar metros no pueden venderse como sostenibles cuando no lo son

31 jul 2022 . Actualizado a las 21:13 h.

Hace unos días el puerto de Vigo recibía formalmente el premio internacional Living Ports en reconocimiento al proyecto de observatorio submarino en A Laxe. Con todos los matices que se le puedan poner es una excelente iniciativa acercar a la ciudadanía la riqueza submarina de la ría y hacerlo además en vivo y en libertad, no dentro de un acuario. El problema de estas cosas es que activan una inercia que invita a las autoridades a «venirse arriba» presumiendo de ecología cuando el Puerto tiene muchos asuntos pendientes todavía en materia ambiental. Desconocemos si el Puerto enviará su candidatura a algún premio ambiental el nuevo relleno de 8.500 metros. Pensábamos que los tiempos de seguir ocupando espacio al mar habían terminado, pero tiene algo de ironía ver frente a un auditorio que se llama precisamente Mar de Vigo como tenemos en marcha un nuevo relleno ocupando justamente ese mar.

En realidad es solo un avance de la amenaza de ocupar, como anunciaron en Diciembre de 2019, nada menos que 200.000 nuevos metros de relleno. También es irónico que al rellenar centenares de miles de metros de la ría se le denomine «crecimiento azul» y se intente vender como sostenible. Tampoco resulta sostenible la contribución del puerto al cambio climático. Tomando como base el informe que en su día hizo la oficina del Valedor do Cidadán el tráfico marítimo de mercancías y pasajeros arroja un total de emisiones de CO2, CH4 y N2O (metano y óxido nitroso) de 7.104 toneladas anuales. Si añadimos las emisiones derivadas de los buques de pesca (tanto bajura y media distancia como el tránsito de buques pesqueros y congeladores de altura) podríamos estimar que la cifra se duplica, pero para que el cálculo sea completo deberíamos añadir las emisiones del tráfico portuario por carretera.

Es complicado cifrar esta cantidad, pues los datos sobre emisiones de tráfico en Vigo son globales y no hacen una segregación por ámbitos de actividad, pero visto el intenso movimiento diario de vehículos en el puerto (camiones y furgonetas de transporte de pescado, mercancías de todo tipo o transporte de coches en camión) no sería exagerada una estimación de una cantidad de emisiones próxima al producido por el tráfico marítimo de mercancías, lo que nos acercaría a las 21.000 toneladas anuales. Un 3 % del total de gases de invernadero de la ciudad tienen su origen en el puerto, equivalentes a 72 kilos por habitante. El puerto también debería valorar la función del arbolado de gran porte como sumidero de CO2. En este sentido no tenemos buenas noticias con el proyecto de aparcamiento subterráneo en Montero Ríos.

Montero Ríos

Además de su cuestionable necesidad si tenemos en cuenta que en un radio que no supera los diez minutos caminando existen ya una docena de aparcamientos, y además de constituir un efecto llamada para el tráfico en contradicción directa con el objetivo de las Zonas de Bajas Emisiones que se deben aplicar con especial incidencia en esa misma zona, este aparcamiento eliminará sin duda al arbolado de gran porte de Montero Ríos. La Autoridad Portuaria, en este caso en colaboración con Zona Franca, no son ajenas al paroxismo arboricida que vivimos en la ciudad (tampoco fue buena idea imitar al concello desarraigando de su tierra de origen un olivo centenario para ponerlo como adorno en Praza da Estrela).

Todas estas infraestructuras portuarias están sobreiluminadas ineficientemente y los efectos de la contaminación lumínica alcanzan incluso a las Cíes y su zona marítima protegida, además de provocar efectos en la flora y fauna marina y en la pesca como alertábamos hace unas semanas haciéndonos eco de las denuncias de la ciencia y de la cofradía de Cangas. Y no olvidemos temas pendientes todavía de vertidos. Definía el puerto el premio Living Ports como «el Oscar del medio ambiente». Los Oscar se conceden a las películas y un poco de película tiene lo que nos están pintando de verdeazul a veces desde la autoridad portuaria.