Débora Franco, la ingeniera que maneja la vid desde la táblet: «Menos químicos y más ahorro»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Experta en telecomunicaciones, aplica la inteligencia artificial a la viña; su empresa, Monet, predice enfermedades fúngicas recogiendo datos ambientales y fotografías

23 jul 2022 . Actualizado a las 22:08 h.

Salta una alarma en un teléfono móvil. Quien la recibe no está esperando un wasap ni un correo, es un aviso que indica que hay que ponerse manos a la obra en el viñedo. Esta situación la viven cada día muchos ingenieros, bodegueros y empresarios vitivinícolas de España que trabajan con Monet, una aplicación digital, basada en la inteligencia artificial, que advierte del riesgo de enfermedades fitosanitarias en los viñedos. Detrás de ese proyecto está Débora Franco (Lugo, 1977), una ingeniera de telecomunicaciones que hace diez años decidió dar el salto desde el mundo virtual y pisar el terreno de uno de los sectores agrícolas más productivos de España. «Nuestros clientes reciben cada día un informe y, en función de ese estudio, deciden si se pueden tomar el café tranquilos o ponen a funcionar la maquinaria».

Desde la sede de Monet, en Nigrán, y bajo la gerencia de Débora Franco, se da servicio a decenas de bodegas en España y Ecuador. Las principales denominaciones de origen gallegas confían en una herramienta que reduce en hasta un 40 % los tratamientos fitosanitarios. «Nuestro fuerte es la predicción de enfermedades en la viña, para que la persona solo aplique el tratamiento si existe un riesgo real y objetivo, esto supone menos químico y un ahorro económico para la bodega». Los datos se concentran por parcelas, en función de la variedad de la uva y de los datos climáticos. La herramienta también gestiona un sistema de riego, para ahorrar agua, y ofrece mapas de vegetación que se obtienen a través de imágenes aéreas. Bodegas como Martín Códax, Viña Costeira, Moure o La Val llevan años trabajando con Monet, pero también las denominaciones de origen del norte de España. Monet tiene clientes en Asturias, Navarra, Aragón, Cataluña, Baleares y Castilla y León, además de Galicia. «También trabajamos en Ecuador. Ha supuesto un reto porque allí solo hay dos estaciones, hemos tenido que adaptar nuestro modelo de fenología e inteligencia artificial a ese clima y las variedades de allí».

Con Franco trabajan otros dos ingenieros de telecomunicaciones, David Rey Iglesias y José Antonio Gay Fernández. Los tres iniciaron este proyecto en la Universidad de Vigo y colaboraron en un proyecto de investigación europeo, Viticast, que demostró que enfermedades como el mildiu «que empieza en las Rías Baixas, en unas semanas está en Valdeorras, y unas semanas después en Ribera del Duero». Un estudio que se sirvió de la aplicación de Monet pero también analizó las esporas y su maduración. «El cambio climático demuestra que no podemos hacer las cosas como hace 30 años porque el clima no tiene nada que ver con aquel. Ni la vendimia se hace en la misma fecha, ni el primer tratamiento tampoco».

«El campo es valiente»

Débora Franco no viene del mundo agrario, pero siempre le interesó la tecnología como herramienta para mejorar las cosas, más que como fin en sí mismo. Hija de un informático, tuvo su primer ordenador con solo siete años, por eso, en su entorno a nadie le extrañó que le interesase la tecnología. Es más bien al revés, lo que le preguntan es por qué se lanzó a trabajar en el campo, un sector con el que no tenía vinculación. «Ya no me siento un bicho raro. Al principio, recuerdo miradas de ‘esta, ¿qué me vendrá a contar?’ o ‘qué sabrá’, pero ahora ya no. Si lo que cuentas le convence, se acaban esas miradas reticentes». Cuando era estudiante, su primer proyecto de investigación fue un sistema para detectar tumores de mama. «Lo importante no es la tecnología sino el problema que va a resolver. A mi cliente le importa un rábano cómo le doy yo las imágenes, lo que quiere es tener la información». Una filosofía empresarial que ha sabido conjugar con el mundo tecnológico y las peculiaridades del mundo agrario. «Los procesos del campo son valientes. Un incendio o una granizada te pueden hacer perder la cosecha, por eso pensamos que hay que centrarse en lo que sí puedes controlar».

Tras trabajar con multitud de ingenieros agrónomos, bodegueros y enólogos asegura que la incorporación de la mujer al sector ha sido muy significativa, va más lenta la implantación de la tecnología en los cultivos. «Hace muchos años que se aplica tecnología en el interior de la bodega, eso nadie se lo plantea, igual que nadie se plantea si es útil tener Internet en casa, pero en el campo hay reticencias. Tenemos que demostrar lo que hacemos y cómo les va a beneficiar esa información». Monet aspira a seguir internacionalizando su modelo de predicción a otros países, la herramienta está disponible en inglés y francés.

Aunque su faceta es tecnológica, Franco reivindica también el romanticismo que hay en el cuidado de la viña: «Veo una botella en el supermercado y pienso: ‘‘¿Cómo podemos decir que el vino es caro? ¡Para nada!’’ Yo disfruto el vino y soy embajadora de mis clientes. Mis amigos me preguntan y yo les recomiendo la botella que tienen que comprar. Es un mundo mágico».

Su canción

«Beautiful Day», de U2. «Esta es una canción que transmite alegría, cuando la escucho siempre, siempre sonrío. Habla de los tropiezos que te vas encontrando pero al final es un día bonito. La puesta en marcha de la empresa ha sido un proceso largo y ha habido que superar obstáculos pero lo disfruto».