Parques infantiles que no piensan en los niños

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Instalaciones como la prevista en García Picher limitan la creatividad y no son naturales

03 jul 2022 . Actualizado a las 20:29 h.

Revisando el proyecto del megaparque infantil que se va a llevar por delante buena parte de la zona verde de García Picher es inevitable recordar las enseñanzas del psicopedagogo y referente en educación Fancesco Tonucci. Nuestros modernos y aparatosos parques infantiles parecen diseñados por personas que no han tenido la suerte de ser niños y niñas, o lo han olvidado. Se trata de espacios delimitados en los que encerrar a la infancia para que no molesten al resto de ciudadanos con sus juegos y conseguir que se cansen y podamos llevarlos de vuelta agotados para que no nos molesten a nosotros en casa.

 Las instalaciones de estos parques les someten a actividades dirigidas por las propias instalaciones, limitando su creatividad y espontaneidad que debería ser el elemento central del acto de jugar. Personas adultas pensamos desde nuestra perspectiva adulta en las cosas que les gustaría tener a los niños en sus zonas de juego, y nos equivocamos. Así se diseñan los coloridos ? y muy caros ? parques infantiles en los que cuantas más instalaciones y armatostes sobre suelos de caucho sobrecalentado, y más grandes, aparatosos y caros, mejor.

Se puede argumentar que estos macroparques infantiles son un éxito, pues siempre están llenos, pero este indicador solo es cuantitativo y en buena medida obedece a un efecto llamada: si es allí donde va todo el mundo con sus niños y niñas, es allí a donde hay que llevarlos, y tampoco existen alternativas, y de esta forma los parques se convierten en desnaturalizados párkings infantiles.

 Pero la pregunta interesante sería: ¿Alguna vez hemos preguntado a sus destinatarios, los niños y niñas, cómo les gustaría que fueran sus zonas de juegos y hemos escuchado su respuesta? ¿Alguna vez hemos permitido que niños y niñas participaran en el diseño de estos espacios para que, a continuación, los equipos técnicos plasmaran sus ideas sobre el terreno? Algo tan aparentemente obvio lo hizo Tonucci en su proyecto internacional «la ciudad de los niños» (resumido en un libro que debería ser de lectura obligada antes de tomar posesión en un gobierno municipal) y la respuesta es sensiblemente diferente a lo que estamos viendo. 

Espacios abiertos

 Lo que pedían los niños y niñas eran cosas considerablemente más simples, e infinitamente más baratas. Sencillamente espacios abiertos para correr con árboles a los que trepar, mucha hierba, arena, palos para hacer construcciones, pequeñas colinas para subir y poder tirarse rodando por el suelo, sitios donde ocultarse y poder jugar a esconderse, agua y charcos que poder pisar, poder ver bichos, y si acaso unos columpios en los propios árboles. En realidad los niños y niñas solo pedían… naturaleza. 

En buena medida los niños y niñas prefieren una zona verde como la de García Picher todavía más naturalmente salvaje de lo que está ahora antes que la parafernalia proyectada allí.

 ¿Se imaginan al alcalde inaugurando algo tan simple, barato y necesario como un bosque urbano habilitado como espacio de juego? En nombre de los niños y niñas, pero sin escucharles, terminamos destruyendo justamente lo que demandan y necesitan los niños y niñas que coincide exactamente con lo que necesitan nuestras ciudades para ser vivibles. 

Ningún proyecto en el parque de García Picher podrá ser más necesario, justificable y superar la plantación de un bosque urbano diseñado también como espacio de juego. En una ciudad que asiste a un arboricidio permanente mientras paralelamente (y en buena parte a consecuencia de ello) aumentan los niveles de contaminación atmosférica y acústica superando los umbrales de seguridad recomendados por la OMS, necesitamos con urgencia bosques urbanos.

 Y no es el único caso. En As Avenidas ya se avecina la crónica de otra muerte forestal y zona infantil anunciada. El caucho pintado de verde no es una zona verde, y por eso tienen razón los vecinos del entorno del parque de García Picher en su demanda de conservar y aumentar la naturaleza de su parque, por y para los niños y niñas. Para que puedan jugar y puedan vivir.