El hombre que resucitó el hockey

Xosé Ramón Castro
X. R. CASTRO VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Comenzó en el Ponteareas con cuatro años, fue profesional dos décadas y tras un paréntesis refundó a su club

27 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenzó en Ponteareas a los cuatro años. Eran tiempos de bonanza para el deporte del stick a orillas del Tea, con el equipo en Primera Nacional (la segunda categoría) y los abuelos de José Carlos Álvarez Troncoso Portu (Ponteareas, 1970) tenían un hostal al lado del pabellón. El enclave perfecto para alimentar una afición que terminó por convertirse en profesión y razón existencial. Tanto, que después de 20 años alejando del mundo del deporte tras una mala experiencia en su retorno a Galicia, Portu comenzó con la tarea de reflotar al club. Y está camino de conseguirlo.

Su puerta de entrada fueron los amistosos. «Viajábamos con el primer equipo y organizaban partidos en Salamanca, Bilbao... Jugábamos amistosos con los equipos que se enfrentaban contra nuestro sénior», recuerda. Luego, a mayores, se medían a la armada coruñesa cuando estos se enfrentaban «a nuestros mayores».

En los albores de los años ochenta la vida de Portu dio un giro radical. Desapareció el Ponteareas tras su descenso y el Liceo lo captó para su base y se lo llevó a A Coruña. «José Ares se enteró y con 13 años me llevaron para la residencia colegio Liceo La Paz». En A Coruña estuvo siete años, hasta que tenía 20. Con 16 comenzó a entrenar con el primer equipo y a los 17, siendo júnior, ya formaba parte de la primera plantilla. José Carlos vivió en primera persona los años mágicos del Liceo. «Estuve con Martinazzo, con Huelves, con Alabart, con Pujarte, Figueroa... En esos tres años ganamos todo. Ligas, Copas del Rey, Intercontinental, Copa de Europa. Todo», habla Portu de aquellos años.

El segundo giro que el hockey le tenía deparado en su vida llegó en los 90, cuando Carlos Figueroa se convirtió en entrenador y se lo llevó al Igualada. «En Cataluña estuve nueve años», recuerda el ponteareán, porque desde su primer club catalán se marchó al Cerdanyola tres cursos y tras un paréntesis en Tenerife, terminó jugando en Los Rebeldes de L’Hospitalet, ya que el grupo musical del mismo nombre eran su principal patrocinador. «Fue un año muy bonito, aquello tuvo mucha repercusión mediática y, de hecho, Carlos Segarra y los demás componentes de Los Rebeldes venían a los partidos y a algunos desplazamientos. Fue algo extraño, pero muy divertido y muy bonito», comenta. En aquella época fue internacional sub-23 con España, con la que ganó en Portugal la Copa Latina, y formó parte de la preselección de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en donde el hockey sobre patines fue deporte de exhibición.

Después de aquella experiencia, camino de la treintena y tras una década fuera, decidió volver a Galicia. «Llevaba toda la vida fuera, mi padre cogió una enfermedad grave y decidí volver», apunta Portu. Regresar para pasar a ocuparse de los negocios familiares no le impidió seguir jugando. Lo hizo en el Traviesas de Vigo, en donde estuvo cinco años en labores de coordinador, jugador y entrenador. «Aquella fue la época dorada del hockey en Vigo, porque a raíz de aquello se formaron hasta siete equipos en la ciudad. Estaba el Castrelos, Patín Vigo, Traviesas, Ureca...». Con el Traviesas llegó hasta la Primera Nacional.

Era el año 1998 y decidió cortar con el hockey, algo que consiguió durante dos décadas. «Quedé hasta las narices. Fue un año muy duro, con una liga de 18, de ellos 15 eran catalanes, en donde descendían 6. Tuvimos muchos problemas económicos, las pasamos canutas y decidí dejarlo», detalla.

El impás acabó en el 2018, cuando se formó la liga galega de veteranos, una competición que provocó que se reuniesen exjugadores del Traviesas de Vigo y del Ponteareas para formar un equipo para esa competición. Ganaron la liga al Liceo y la Copa al Noia. «Íbamos entrenar un día a la semana al pabellón de Bouzas y nos comenzó a entrar un poquito el gusanillo. El Traviesas estaba muy bajito, otros clubes habían desaparecidos y los veteranos comenzamos a decir: ‘Esto hay que levantarlo, hay que hacer algo’», y se pusieron manos a la obra.

El nuevo Ponteareas

Portu centró sus desvelos en Ponteareas y decidió montar un nuevo club, pero la pandemia frenó en seco el proceso de recuperación, lo que les obligó a parar durante un año. Superado el trance, que puso en jaque a muchos, retomó la tarea, apostó por la visibilidad organizando torneos oficiales que aprovechaba para hacer partidos amistosos y jornadas de captación, y en la actualidad ya cuenta con medio centenar de niños en el club, que el próximo curso vivirá su primer año en competición con cuatro equipos en liza: micro, prebenjamín, benjamín y alevín.

De un modo paralelo, ya cuentan con una escuela en el Colegio Marcote, en Leirado, Mondariz y en Aldán. «Nuestra idea es que el hockey resurja en el sur de Galicia y hacer lo máximo posible por este deporte que, al final, es el deporte de mi vida y de mucha gente que está a mi alrededor».