La plaza de la Princesa pierde la mitad de los árboles que tenía

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Es el único reducto verde en el kilómetro cero vigués que proporciona espacios públicos con sombra a los ciudadanos

11 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La Porta do Sol continúa haciendo honor a su nombre. El astro rey domina el horizonte sin barreras que le impidan llegar hasta el último rincón del vasto espacio que ocupa el kilómetro cero vigués. Y cuando cae a plomo, lo hace sin misericordia. La explanada que une Elduayen con Príncipe y Policarpo Sanz no ha sido nunca un lugar especialmente verde, pero su urbanización como gran plaza de Vigo en el siglo XXI no lo remediará. Lejos de subsanar esa carencia, la perpetuará haciéndola todavía más evidente a pesar de que el cambio climático deja claro que las medidas a tomar no van por ahí.

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Durante casi medio año, de mayo a septiembre, las altas temperaturas y el sol cayendo a plomo sobre la superficie granítica convierten el área central de la ciudad en un paraje abrasador. La plaza de la Princesa era el único reducto en el que los árboles formaban parte de la fisonomía del lugar desde principios del siglo XX, como se puede comprobar en fotografías históricas del archivo Pacheco, datadas en la primera década del 1900. Esa arboleda que rodeaba la plaza entorno a la fuente coronada por un angelote se conservó hasta hace dos años. Con la reforma de la Porta del Sol, cuatro de los ocho ejemplares de gran porte han sido retirados por el Concello de Vigo, aunque las obras no afectan a la superficie donde estaban ubicados. Actualmente se pueden apreciar todavía los rellenos de cemento que los operarios han vertido sobre los alcorques.

El proyecto de remodelación del área central de la ciudad, soterrando el tráfico, contempla la colocación de cuatro únicos árboles de gran porte que, según el plan previsto, serán colocados entre el Sireno y la calle del Príncipe. El diseño para la zona apuesta de nuevo por la política de jardineras decorativas con flores y setos que requieren de reemplazo continuo de ejemplares. También considera el plan municipal para la gran área de encuentro social urbano el regreso del Dinoseto al podio en el que creció como icono de Vigo, y que ahora languidece en la Alameda junto a su retoño, dinosetiño.