Una víctima de una estafa por internet: «Nunca pensé que la gente pudiera ser tan mala»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.Moralejo

María José vendió un ordenador y la estafaron: le hicieron la transferencia y la anularon cuando ella ya lo había enviado

07 jun 2022 . Actualizado a las 00:21 h.

Una viguesa que fue estafada por Internet logró que un juzgado condenara a las personas que la engañaron desde Sevilla, pero nunca recuperó el ordenador que había enviado. Tan solo recibió 150 euros después del juicio, cuando el precio que había puesto en el anuncio era de 650 euros. «Te sientes fatal, como una tonta. Nunca piensas que la gente llegue a ser tan mala», afirma María José Fernández Domínguez, recordando la gran decepción que se llevó en aquel momento.

Los hechos sucedieron poco antes de la pandemia. Tenía un iMac que no utilizaba y decidió ponerlo a la venta en Wallapop. Un usuario le contestó interesándose por el producto y le hizo una transferencia.

Todo parecía normal. En el banco le confirmaron que se había realizado la operación. El comprador había aportado su DNI. Habían hablado varias veces por teléfono para pactar las condiciones de la compraventa. La vendedora se haría cargo de los portes. Una vez confirmado el pago y, sin tener todavía ingresado el dinero en la cuenta, María José confió en que todo estaba bien y le mandó el ordenador por correo. «La transferencia me la hizo a las cuatro de la tarde de un jueves. Di por hecho que era así y le mandé el ordenador al día siguiente para que no tuviera que esperar», recuerda.

Pero el dinero nunca se hizo efectivo en su cuenta. Días después no tuvo forma de ponerse en contacto con el comprador. Le había bloqueado en el móvil. Al parecer, los estafadores habían conseguido anular la transferencia y esquivar el pago. Pero dejaron demasiadas pistas.

Denuncia

María José presentó una denuncia en la comisaría de Policía Nacional de Vigo. El DNI utilizado en la transferencia correspondía a una persona sin antecedentes. Sin embargo, figuraban más denuncias por estafa contra él. Los investigadores sospechaban que habían suplantado su identidad y acabaron descubriendo que detrás de los engaños estaban una mujer y su hija en Sevilla.

«Llegamos al juicio, pero ellas no aparecieron. Alegaron que tenían covid y que estaban pendientes de hacerse unas pruebas», recuerda María José, que es responsable de la peluquería Backstage, ubicada en la calle Sanjurjo Badía de Vigo. Hubo una segunda vista oral que no se llegó a celebrar porque las acusadas asumieron su culpa. Negociaron una reducción de la pena para declararse culpables porque no tenían escapatoria. María José había guardado todas las pruebas para demostrar que se había cometido un delito. Conservaba todas las conversaciones de wasap en las que se ponía de manifiesto el acuerdo monetario, el recibo del transporte, el número de serie del ordenador o la transferencia que después anularon.

La víctima quería que le devolvieran el ordenador, o bien que le abonaran los 650 euros que había pedido por él. «El primer mes la madre me ingresó 50 euros, el segundo 100 y después desapareció del mapa», lamenta. Supone que, si la condenada en algún momento llega a tener dinero en su cuenta el juzgado se lo embargará. «Esta persona tendrá que resarcir a tantas otras que tendré que ponerme en la cola a esperar a que me toque», afirma María José.

No ha vuelto a vender nada por Internet, porque tampoco le ha surgido la ocasión de hacerlo. Pero sigue confiando en el comercio electrónico. Ahora cuando compra algo por Internet busca tener garantía de que el artículo va a llegar a su casa, o le devolverán el dinero en caso contrario. «Prefiero pagar un seguro, cuyo precio depende del importe, de manera que si el paquete no llega no pierdes nada», afirma esta vecina de Vigo que, al igual que cientos de personas, ha sido víctimas de estafas en Internet.