Una bomba contra la naturaleza de O Castro

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

El principal parque de Vigo sufre un continuo ataque contra la enorme biodiversidad que acoge

05 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Por si fueran pocas las agresiones que está sufriendo el patrimonio natural del parque de O Castro, hace un par de semanas se añadía otra con la que no contábamos. Tres siglos después del asedio inglés de 1719, en el que cuentan las crónicas que en un solo día la fortaleza recibió 600 pepinazos de artillería, O Castro volvía a ser bombardeado otra vez. Maticemos que en este caso se trató de bombas de palenque.

Desconocemos quien autorizó ese bombardeo, con difícil encaje en lo que estipula la ordenanza municipal para el uso de material pirotécnico en áreas forestales, sus franjas de seguridad y donde no existe fiesta local de arraigada tradición cultural que lo justifique, aunque tampoco sería una novedad que el Concello incumpla sus propias ordenanzas municipales en cuestiones de medio ambiente. El caso es que los efectos de las bombas de palenque en O Castro causaron daños colaterales.

Las aves silvestres que milagrosamente sobreviven en la cada vez más escasa masa forestal del parque entraron en pánico y huyeron en estampida, con el agravante de que nos encontramos en plena época de cría, por lo que muchos nidos fueron abandonados interrumpiendo la incubación. Los perros que paseaban por el lugar, víctimas frecuentes de esos artefactos pirotécnicos en otras zonas, pero nunca allí, entraron también en pánico y salieron huyendo para desesperación de sus propietarios. Podemos añadir el potencial riesgo de incendio, que ya era lo que le faltaba al parque.

El uso de artillería (de palenque en este caso) en O Castro es una novedad, que esperemos que no se repita y alguien aporte las explicaciones correspondientes de cómo se pudo autorizar, pero la guerra viene de lejos.

Las imágenes históricas del entorno de la fortaleza de O Castro nos muestran un monte sin árbol ni vegetación alguna. Tratándose de una fortificación militar era lógico que fuera así, pues en estas instalaciones se tenía especial cuidado en procurar que el enemigo invasor no tuviera a su disposición nada que le pudiera servir de parapeto y refugio. Los tiempos, y las guerras, fueron cambiando y estas fortificaciones pasaron a ser elementos de patrimonio histórico y su entorno generalmente sin edificaciones civiles anexas por lo que decíamos de evitar ponerle las cosas fáciles al enemigo, se fueron transformando en parques urbanos. De esta forma O Castro acogió la amable invasión de la naturaleza en un relativo equilibrio entre la conservación del patrimonio histórico y el natural cuando comprendimos que los árboles de gran porte y catalogados como singulares eran tan monumentales, y merecedores de protección y conservación, como las murallas. Este equilibrio se empezó a romper hace una década.

En las guerras suceden estas cosas, y a veces un aliado pasa a considerarse enemigo. De esta forma el arbolado de O Castro empezó a ser eliminado de manera lenta, pero constante. El mapa de vegetación elaborado por Ecoloxistas en Acción no hace más que sumar bajas. No faltaron en este proceso las excusas recurrentes para justificar el arboricidio; los árboles estaban enfermos, eran un peligro, se trataba de especies sin ningún interés y la última justificación: no dejan ver las iluminadas murallas del castillo.

Talamos cada vez más árboles, arrasamos la biodiversidad de fuentes y estanques en cada limpieza, las mismas limpiezas con las que arrasamos la fauna y flora riparia de las murallas en ambos casos incluyendo especies protegidas, incrementamos la contaminación lumínica expulsando las colonias de murciélagos y rapaces nocturnas, introducimos cada vez más cemento y hormigón. El Concello de Vigo parece querer volver a la imagen militar del monte de O Castro y para eso inició hace una década una guerra de asedio y castigo contra su naturaleza, y batalla tras batalla la está ganando. Es tanto como decir que la estamos perdiendo todos, todas, y todo.