Reflexión local en el Día Mundial de la Biodiversidad

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Oscar Vazquez

En el tiempo en el que leerá este artículo desaparecerá una especie animal o vegetal en este planeta

22 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo en el tiempo que se tarda en leer este artículo una especie animal o vegetal se extinguirá para siempre de nuestro planeta. Está sucediendo ahora mismo y por eso, para intentar evitarlo, hoy 22 de mayo es el día mundial de la biodiversidad. Para empezar deberíamos saber que somos bastante ignorantes cuando hablamos de la variedad de especies con las que compartimos el planeta. Nuestro conocimiento todavía es muy limitado pues actualmente conocemos unos 1,3 millones de especies de animales, plantas, hongos, etc. sin entrar en la escala microscópica de los seres vivos, que parece mucho pero representan una pequeña parte de los 8,7 millones que se estima que existen.

Para la ciencia todavía el inmenso y variado puzle que forma la vida se compone fundamentalmente de piezas desconocidas. Para hacernos una idea de este enorme desconocimiento pongamos algunos ejemplos: No conocemos casi nada, menos del 10 % de las especies que pueden existir, del mundo de los nemátodos, algas, crustáceos y protozoos, y ni el 1 % de las bacterias y los virus, como bien nos ha recordado el covid. Solo en el reino de los hongos se estima que existen más de 600.000 especies, pero apenas conocemos unas 47.000. Ese desconocimiento incluye también los espacios donde viven, y el mejor ejemplo lo tenemos en el mayor ecosistema de este planeta, los fondos marinos, que son todavía grandes desconocidos. Tenemos una mejor cartografía de la superficie de la Luna (y empezamos a tenerla de Marte) que de la parte más profunda de nuestros mares.

La consecuencia de ello es que la mayoría de las especies se extinguen antes de ser descubiertas y descritas por la ciencia. Especies que tienen un área de distribución muy limitada desaparecen a un ritmo de unas 150 al día fundamentalmente por la destrucción acelerada de los hábitats. La destrucción de los espacios naturales llega antes y a mayor velocidad que la ciencia y con ellos desaparece su potencial para garantizar la continuidad del intrincado tejido de la vida.

El lema elegido para el día mundial de la biodiversidad este año es: «Construir un futuro compartido para toda la vida en la tierra». Y es que la biodiversidad está desapareciendo a un ritmo vertiginoso, y nuestra especie es la responsable de eliminar al resto de seres vivos a una escala solo comparable con la gran extinción de los dinosaurios. En el año 2020 batimos un récord y cruzamos una línea determinante para el futuro: por primera vez, la masa de lo fabricado por nuestra especie superó a la de todos los seres vivos del planeta. Podríamos resumirlo en que ya tenemos más materia inerte fabricada que vida, una mayor masa de edificios que de árboles.

En nuestro grupo animal, el de los mamíferos, la biomasa total de mamíferos silvestres es apenas el 4 % del total, la especie humana representa el 34 % y los animales de granja y mascotas el 64 %. En este planeta ya somos muchos más seres humanos y vacas que linces, delfines y todo el resto de mamíferos salvajes. Pongamos un ejemplo local. En el 2015 se descubría una nueva especie en el sitio más improbable para semejante descubrimiento, la playa de Rodas en las Cíes. Es un pequeño hongo que crece heroicamente sobre la arena (Marasmiellus ciesianus, se llama). Cuando el aumento del nivel del mar derivado de la crisis climática se lleve por delante esa playa, la especie desaparecerá del planeta.

Conservar la biodiversidad es un deber ético y moral de la humanidad, pero es sobre todo garantizar la estructura vital de nuestro propio salvavidas. De la biodiversidad dependen la economía, la salud, la alimentación, el aire y el agua, el conocimiento científico, la cultura y el arte. Si perdemos la biodiversidad lo perdemos todo, si no se salva la biodiversidad no se salvará nada, ni nadie. Conservar la naturaleza, o como bien dice Joaquín Araújo, salvar la que nos salva.