«Esto no es el yate de un oligarca ruso, sino un barco solidario con refugiados»

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

VIGO

Mónica Torres

El Shtandart, con mayoría de ucranianos, recala en Baiona y busca tripulantes

19 may 2022 . Actualizado a las 05:05 h.

«Esto no es un yate de un oligarca ruso, sino un barco que abandera la solidaridad y que también lleva refugiados». Vladimir Martus es el capitán del Shtandart, el velero diseñado por él mismo a imagen y semejanza del que en el siglo XVIII mandó construir el zar Pedro el Grande. Desde hace 22 años ha formado, como buque escuela, a cientos de aprendices de tripulantes en singladuras que sumarían siete vueltas al mundo. Primero el covid y ahora la guerra les han obligado a afrontar sus mayores retos. Su bandera rusa se ha convertido en un estigma. Han sido excluidos de certámenes y su presencia despierta recelo, pese a que entre la tripulación hay 16 personas de ocho nacionalidades, con refugiadas de guerra y rusos trabajando con alemanes, holandeses o belgas. Justo ahora que organizan eventos solidarios podría ser cuando más se visualizase la cruzada de este barco sin patria que lleva dos días descansando en Baiona.

«Nos prohíben entrar en puertos europeos porque les da igual que seamos contrarios a Putin. Es un reto diario no saber dónde atracar», explica este lobo de mar, hijo de madre rusa y padre ucraniano que dejó su país en el 2009 por oposición al régimen y que tiene un hermano luchando del lado de Zelenski.

«La bandera rusa no debería ser una amenaza para el mundo. La decisión de invadir Ucrania fue de un dictador, que es el único culpable y la mayoría de los rusos estamos en contra de él y de la guerra»

Desde el 24 de febrero, el barco enarbola la bandera de Ucrania con las de los demás países de los tripulantes. Una de las dos refugiadas es Ekaterina Gopenko, cantante a la que la guerra sorprendió en la isla de Corfú y que Vladimir Martus acogió sin pensarlo. Sus conciertos, como el que ofrecerá en el puerto de Pasajes, municipio vasco en el que se va a celebrar un festival marítimo internacional y al que el Shtandart va de camino, son siempre benéficos ya que todo lo que se recauda se destina a un hospital de niños de Ucrania. La normativa internacional contra la guerra les ha pasado factura. La falta de ingresos desde hace tantos meses pone en serios aprietos la singular travesía.

El Shtandart busca tripulantes y ofrece la oportunidad de navegar hasta el País Vasco en un barco histórico, tal y como se hacía trescientos años atrás, por 300 euros. «No es necesaria formación previa, aquí se aprenden habilidades básicas como el compromiso y el trabajo el equipo», confirma el capitán. 

Mónica Torres

También precisan un puerto base y no oculta que les encantaría que fuera Baiona o Vigo. El Ayuntamiento de Port de Bouc, cerca de Marsella, les donó además alimentos, que ahora también agradecerían para aliviar las cargas de mantenimiento de este buque de puertas abiertas que hoy está en Baiona. Las visitas al velero de imponente proa en forma de león y mástiles de 33 metros son gratuitas, pero las posibles donaciones son especialmente valiosas en tiempos de guerra.