Dos oenegés recuperan un callejón descuidado en pleno centro de Vigo para uso social del barrio

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

cedida

Junto a vecinos de la Ronda de Don Bosco fomentan actividades perdidas con el tiempo por las «inercias individuales»

18 may 2022 . Actualizado a las 17:13 h.

El callejón da Pomba une la ronda de Don Bosco con la calle Placer a través de un estrecho paso que al final del recorrido se amplía creando un coqueto remedo de plaza. Hasta hace poco era un tesoro oculto por la maleza, la suciedad y las ratas, pero una iniciativa coordinada entre dos oenegés y respaldada por el entorno vecinal, ha obrado el milagro de convertir un espacio en desuso en un activo punto de encuentro para el que proyectan múltiples planes.

Martín Fernández es técnico de participación de la oenegé Emaús, que tiene su sede en ese entorno y desde allí comenzaron a liderar un proyecto que ya ha dado pasos de gigante en ese nuevo escenario ciudadano. A través del grupo que llaman SUMA, el colectivo siempre tuvo en su ADN el enfoque de su trabajo con personas en riesgo de exclusión social apegado al territorio donde se ubican «porque uno de los factores claves y diferenciales en su caso es el relacional y la precariedad con la que lo viven». Fernández aclara que a nivel material los afectados consiguen sobrellevar su situación con los apoyos que se les ofrecen, «pero siguen sin conseguir reconectarse con la sociedad», asegura.

Esa carencia les ha llevado a plantear una relación más abierta y franca con los vecinos y agentes comunitarios de la zona de la Ronda (colegio Salesianos, asociación juvenil Abertal, comerciantes, el mercado, la hostelería, etcétera). El plan fue forjando alianzas y aunque este año tuvieron otras bajas, «se nos cayó la financiación de la Caixa», lamenta, «pero hemos ampliado horizontes y estamos trabajando con la oenegé Provivienda como entidad aliada, desarrollando sinergias del programa SUMA en Teis con otro grupo de participación», cuenta. Lo del callejón surgió de casualidad en una de las reuniones, al percatarse de la presencia de tres jardineras en estado de abandono y deterioro «en las que ni habíamos reparado». Adecentar ese rincón fue el germen. Para ello lanzaron una convocatoria a los vecinos y lo recuperaron entre todos.

Ese fue el primer paso. El segundo se enlaza con los tres solares derruidos que están en el entorno. En concreto, el que hace esquina con el callejón. «Tuvimos la suerte de poder contactar con el propietario y conseguir una cesión de uso por dos años, ya que después van a hacer obras», cuenta el integrante de Emaús añadiendo que vieron «la oportunidad de abrir este espacio para el encuentro y la convivencia con las dinámicas que estamos propiciando, que van más allá de las vinculadas a la hostelería». Martín argumenta que estas veces no son idóneas para todos, en especial para las personas con las que trabajan, «primero porque exige un consumo, y segundo porque ese consumo no es más propicio para fomentar en individuos que vienen de lidiar con adicciones». Su motivación es fomentar otras actividades que antes eran espontáneas en los barrios «pero se están perdiendo por las inercias individualistas actuales», certifica. Así, convencieron a los vecinos para que les dejaran el sitio en ese lugar donde suelen aparcar coches. «Les dijimos que queríamos hacer un cine de barrio y hubo muy buena respuesta. También logramos apoyo del Concello a nivel logístico y lo estrenamos en una sesión agradable, acogedora y reveladora, que nos vincula al urbanismo táctico, que utiliza los espacios urbanos de una manera diferente a la habitual». Así fue como cambiaron un aparcamiento por cine al aire libre con palomitas y chocolate caliente. Para este apartado contrataron a la realizadora Sara Traba, que cubre a nivel audiovisual los eventos que organizan.Es solo el principio.

Atención a personas con trayectorias complejas, con presupuesto a cargo del 0,7 % del IRPF

El planteamiento de Emaús es, como revela su proyecto, una forma de que se escuche la voz de los vecinos y no solo de los políticos, habitualmente aconsejados por asesores que no tienen ni idea de lo que quiere la gente.

El grupo de participación SUMA está formado por personas con trayectorias complejas. Se reúnen semanalmente e intentar canalizar sus intereses a través de propuestas conjuntas con el barrio. Recuerda, por ejemplo, el caso de un exrecluso al que le gustaba jugar a la petanca. «Barruntamos la idea e hicimos un torneo en la plaza cuando aún era de tierra, construyendo un campo con tablones y contando con la ayuda casual de una vecina que jugaba en el equipo de Sárdoma y se brindó. Se formó lo que llamamos un encuentro improbable, que consiste en hacer que se crucen dos mundos, el normalizado y el de estas personas para las que la vida no lo es tanto. Ese es el motor», reflexiona.

El experto manifiesta que aunque es cierto que la mayoría de los trabajos sociales se hacen desde punto de vista de la atención y cobertura de necesidades básicas (vivienda, empleo, sanidad, situación legal...), existen muchas ausencias para reconstruir redes de apoyo próximo del que carecen. De ahí parte la iniciativa bautizada Qué Pasa No Barrio, con ventana en Instagram, que se hace en coordinación con Provivienda y colaboración con la Xunta, «que se subvenciona con cargo al 0,7 % del IRPF», subraya ahora que estamos en plena campaña de la renta. Para los planes en el callejón da Pomba el presupuesto es cero. «Dependemos en gran parte de donaciones y préstamos como para el evento del cine, que fue un ejemplo de esto ya que se llevó a cabo con el apoyo de la Juakina (proyector), la Asociación Cultural Casco Vello Alto (les dejó la pantalla), la empresa Eventiños (luces) y el colectivo Límites (sonido). La escuela de diseño Aula D nos está acompañando, asesorando y participando desde su enfoque más técnico en todo este proceso», agradece.