«La prioridad ante un caso real es llevar siempre el chaleco y, si los ocupantes ven que el barco se hunde, han de saltar. Ya en el agua, lo mejor es mantener la calma y dejarse llevar por la corriente», indica el comandante Pablo Redondo. Insiste, en puertas de la campaña de verano y tras haber perdido ya dos vidas en el Miño este año, en que «el río no es nuestro amigo».
«El río es un ambiente peligroso y es imprescindible tenerlo siempre presente. Está prohibido bañarse fuera de las zonas acotadas para el baño y es imprescindible, en las embarcaciones, no superar nunca la capacidad del buque y llevar siempre los chalecos homologados», insiste Pablo Redondo.