El guardia civil que salvó a una mujer en el Miño: «No pensé en el miedo, solo en salvar la vida de esa mujer y sacarla del río»

Monica Torres
Mónica Torres SALVATERRA

VIGO

Javier, el guardia civil que salvó a la mujer que se precipitó al Miño
Javier, el guardia civil que salvó a la mujer que se precipitó al Miño M.Moralejo

Javier Martín Álvarez, destinado en el puesto principal de Ponteareas, rescató el martes a una mujer a la que la corriente arrastraba en Salvaterra

07 may 2022 . Actualizado a las 00:42 h.

«En ese momento no piensas en el miedo. Solo en rescatar a una persona que está a punto de morir». Javier Martín Álvarez, el guardia civil que el miércoles salvó la vida de una mujer que se precipitó al río en Salvaterra, resta mérito a su actuación, «porque mi trabajo es ayudar a los demás». «Me cuesta más ponerme delante de una cámara que lanzarme al río», confiesa, pero accede a contar su testimonio para intentar advertir sobre los riesgos del río y extremar siempre las precauciones, incluso aunque, como él, se sea un triatleta.

«La falta de visibilidad, la fuerte corriente con la que bajaba el río y que la mujer estaba ya exhausta» fueron los condicionantes que más influyeron en el rescate en el que tanto la víctima como el guardia se la jugaron en la madrugada del pasado martes. Su patrulla recibió el aviso del COS de la Comandancia de Pontevedra a las 1.12 horas del miércoles. En cinco minutos estaban en el puente internacional de Salvaterra y, efectivamente, vieron que había una mujer sobre el tablero, pero, en ese momento se precipitó justo delante de su vehículo hacia el fondo del río.

«Se había desplomado desde más de veinte metros de altura, no sabíamos si habría sobrevivido siquiera a la caída. El trabajo en equipo fue muy importante, porque mi compañero situó el coche en la mejor zona de acceso al puente», recuerda el guardia Javier Martín. Al llegar a la base del puente y, tras haberse desprendido del chaleco antibalas y el ceñidor con el armamento, los guardias se dirigieron al río, pero la oscuridad era total y debían mantener la mente fría para actuar con la seguridad de que el servicio fuera eficiente. «Nos salvó que, enseguida, escuchamos sus gritos y pudimos orientarnos. Yo me tiré al agua y la busqué mientras mi compañero alumbraba desde la orilla, pero no conseguí localizarla y tuve que regresar a la orilla», relata. Ambos recorrieron el cauce llamando a la mujer y guiándose con la luz, hasta que, de nuevo, la identificaron luchando contracorriente veinte metros abajo del paso internacional. No hubo margen ni para tirar una cuerda con la que agarrar al agente. Javier Martín volvió a salir corriendo y, aunque sufrió un esguince de rodilla, como confirmó posteriormente el parte médico, se metió en el río y fue capaz de asegurarla agarrándola por las axilas. Con la ayuda de su compañero pudieron llevarla hasta un lugar seguro, ya en tierra firme, donde fue atendida por los servicios sanitarios, que la evacuaron al Álvaro Cunqueiro. «Presentaba síntomas de hipotermia y estaba exhausta, por lo que era un peso muerto y eso dificultó el rescate sobremanera», confirma el guardia.

Tras acabar el servicio, en cuanto sus compañeros se lo dijeron, empezó a asimilar los peligros. «Ahora, a toro pasado y cuando lo revives o te preguntan, es cuando asimilas los riesgos. Pero lo volvería a hacer mil y una vez más, porque mi trabajo es ayudar a los demás», insiste este guardia, «por vocación», al que conocen en la casa como «el jinete», porque antes de prestar servicio en Ponteareas, a donde llegó «por amor», ya que su mujer es gallega, su destino era el Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, con base en Valdemoro.

No es la primera vida que salva en la comarca. Javier Martín ya había llegado a Ponteareas cuando se desató la ola de incendios que asolaron Mondariz. Él es uno de los agentes que consiguieron liberar a una mujer atrapada por las llamas dentro de su vehículo el 29 de marzo del 2012. 

Javier Martín Álvarez, de 45 años y natural de León, asegura que tuvo clara su vocación desde muy pequeño. En la Guardia Civil ingresó en el año 2004.

Este experimentado deportista y guardia insiste en apelar a la concienciación. Reconoce que en el rescate de la madrugada del miércoles le sobrevenía el recuerdo del que se produjo tres días antes en Arbo y que tuvo el peor desenlace, porque fallecieron un hombre de Vigo y su hijo de tan solo 10 años.

«Por favor, ahora que llega el verano, que nadie se bañe fuera de las zonas habilitadas y aún así, siempre con respeto, porque toda precaución es poca. Tampoco se debe nadar nunca solo», advierte «el jinete», que huye de protagonismos, pero cuyo semblante refleja la satisfacción del deber cumplido.