La bandera de Ucrania ondea en la ONU de Príncipe

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

El comerciante Cándido Rial añade el estandarte azul y amarillo eslavo a la colección de enseñas internacionales que adornan su azotea para «arropar» a los refugiados que residen en Vigo

12 abr 2022 . Actualizado a las 23:44 h.

Los colores azul y amarillo de la bandera de Ucrania ya ondean en la azotea de la ONU de la calle Príncipe, como popularmente se conoce al dúplex situado frente a la sede del Real Club Celta. El dueño, Cándido Rial, reunió una colección de estandartes nacionales comprados como souvenirs en sus viajes y los iza en hilera para espantar a las gaviotas de su terraza. El pabellón recuerda a la sede de Naciones Unidas en Nueva York, que ahora incluye a la bandera de Ucrania como símbolo de su apoyo a los refugiados de la guerra. La enseña rezuma un gran valor emotivo: se la envió un amigo desde el país eslavo «justo cuando comenzó la invasión rusa».

Rial preside la Federación Provincial de Comercio, Mercados y Turismo de la provincia de Pontevedra y viaja mucho. «Tenemos relaciones con comerciantes y proveedores de Ucrania, allí hay buenos productos, un poco de todo, no solo aceite de girasol sino que se importa ropa, tienen buenos diseñadores», dice Rial. Debido a la buena sintonía, quiso hacer un guiño de apoyo a la comunidad de refugiados de Kiev que residen en Vigo. Para que se sintiesen «arropados» hizo ondear la bandera que envió su amigo desde Ucrania a la asociación pontevedresa.

Oscar Vázquez

En esta ocasión, «mi amigo de Ucrania me la mandó y me dijo que, si tenía ocasión, que la izase como gesto de solidaridad», cuenta Rial. Cumplió ese deseo: «Quise ayudar a este pueblo, hacerle un guiño de cariño. Allí hay una matanza de mujeres y niños, es una desgracia».

Hay un detalle que no pasa desapercibido: la bandera de Ucrania ondea junto a la enseña de la UE. Rial aclara que no ha sido un gesto intencionado a favor de la adhesión: «La puse en el hueco que me quedaba libre, no hay ninguna intención más allá de mostrar apoyo y arropar a los ucranianos que viven en Vigo».

Oscar Vázquez

Este comerciante adoptó hace años la afición de comprar la bandera de cada país que visita y así aprender más de su historia y cultura. Hizo instalar en su terraza media docena de barras metálicas fijas que soportan el viento. Cuando los paños ondean, el movimiento espanta a las aves y aleja sus graznidos.

La invasión de Ucrania le indignó. Le apena que la Rusia de Putin busque resucitar a la URSS, un Estado totalitario que parecía relegado al cajón de la Historia. «Hay que seguir luchando», dice.

Rial renueva las banderas de su azotea según sus gustos, gestos solidarios o la actualidad. A veces, coloca las de los países combatientes de la Segunda Guerra Mundial, otras veces elige destinos turísticos con historia ancestral como Grecia o Israel, y nunca se olvida del Celta en los partidos más emocionantes.