Este año se cumple medio siglo desde la última función en el teatro que, reconvertido en cine, cesó su actividad en 1972. También se cumplen 180 años del movimiento social que hizo posible su construcción por suscripción popular. E igualmente fueron vecinos del municipio los que, con una actividad de mecenazgo similar, dieron el primer paso para intentar salvarlo del derribo. La Fundación Teatro Principal recaudó los 180.303 euros que posibilitaron su compra en el 2003 e intentó su declaración como BIC para que su rehabilitación pudiera financiarse con el programa del uno por ciento cultural. Quince años antes ya se había incluido en el plan nacional de restauración de teatros, pero fue el único excluido por ser privado.
El teatro tudense tampoco consiguió la catalogación particular si bien la resolución de la Xunta recogía en el 2011 que, «al estar en un conjunto histórico encuadrado en la misma categoría, debería gozar de las máximas medidas de protección cara a su recuperación». Siendo alcalde Carlos Vázquez Padín, el Concello adquirió el inmueble a la Fundación por 30.000 euros. Pero desde entonces no se consiguió la financiación.